Una valla impide actualmente el paso hacia el mirador de Con da Hedra, ubicado en la parroquia grovense de San Vicente. El recinto está cerrado al público desde que los comuneros, propietarios de estos terrenos, trajeron a la zona a una manada de vacas cachenas. Con el fin de evitar que los animales se escaparan, se optó por vallar una zona de diez hectáreas de extensión. Pero esta situación cambiará en breve, explicó el portavoz de la comunidad, Manuel Ochoa. La entidad espera abrir de nuevo al público este espacio a lo largo de esta misma semana.
Cuando se instalaron las vacas cachenas en la zona, la comunidad de montes se vio obligada a cerrar un par de parcelas, con el fin de que los animales se fueran acostumbrando a su nuevo entorno. El vallado dejó sin acceso el mirador de Con da Hedra, un entorno que fue recuperado hace algunos años con una subvención del programa Proder. Pero en la intención de la comunidad no estuvo nunca el privar a vecinos y visitantes de este entorno. Todo lo contrario.
Según explicó Ochoa, hace ya algún tiempo que la comunidad tiene pedida una serie de material destinado a vallar toda la subida al mirador. La medida permitiría dejar libre la senda que conduce a este atractivo turístico, al tiempo que se mantiene a los animales dentro de un perímetro delimitado. Pero estos materiales han llegado con retraso, de ahí que las obras se hayan demorado más de lo planificado inicialmente.
Ahora, trabajos avanzan ya a buen ritmo y es por eso que la comunidad de montes tiene previsto reabrir el acceso al mirador esta misma semana. El nuevo vallado impedirá que las vacas cachenas puedan acceder a ese entorno. A partir de entonces, este área contará con un nuevo atractivo turístico. Además de efectuar la subida al mirador, vecinos y visitantes podrán contemplar la manada de vacas que, desde hace unos meses, se encarga del cuidado del monte.
La suelta de estos animales obedece a un proyecto de la comunidad de San Vicente para hacer sostenible el mantenimiento de este entorno. Estos animales, acostumbrados a vivir en manada, son los encargados de limpiar la zona de todo tipo de hierbas. Ocho vacas y un toro se ocupan, desde finales de marzo y con un notable éxito, de esta tarea. Además de un desarrollo sostenible del monte, el proyecto busca también contribuir a la pervivencia de las razas autóctonas gallegas. Por eso la comunidad ha traído también a un toro, que deberá encargarse de incrementar el número de ejemplares que forman actualmente esta manada.