
Miles de personas llegaron a la ciudad para gozar del desenfreno acuático
16 ago 2013 . Actualizado a las 07:00 h.La inminente llegada de la Festa da Auga comenzó a notarse durante las últimas horas del miércoles, cuando los supermercados se llenaron de gente que acudía a hacer acopio de bebidas para las largas horas de fiesta. Ayer, la sensación festiva se intensificó con la llegada escalonada de miles de visitantes que, en coche o en tren, fueron incorporándose a los nativos para formar la legión de voluntarios dispuestos a disfrutar de la Festa da Auga pero también de la larga noche previa anterior.
Durante toda la tarde, los trenes descargaron miles de personas, la mayoría ataviadas ya para la ocasión. Cargados con bolsas de botellas, en los andenes les esperaban varios carteles en los que se les indicaban los lugares en los que los sedientos visitantes podían encontrar el hielo.
Hoy llega la fiesta de verdad. Quienes hayan apostado por dormir deben marcar en su agenda las doce del mediodía como hora clave en la que deben acercarse a la capilla de San Roque para iniciar el jolgorio. Mientras, quienes hayan disfrutado de la noche deben resistir hasta esa hora para recibir el reconfortante baño del agua.
La cita, como cada año, comienza a mediodía, cuando la imagen de San Roque sale de la iglesia y comienza su recorrido, entre multitudes, hacia la capilla. Una vez que el santo entre en la capilla, tras haber brindado al público su característico baile, llegará el turno del pregonero. Será él el que dé la señal para que desde los balcones comience a caer la dulce lluvia que reclamarán los especiales romeros del Agua. A partir de entonces, los participantes se desperdigarán por toda la zona húmeda, y muchos irán al centro a buscar los camiones de bomberos, que esos sí que riegan de verdad. Pistolas de agua, calderos, tinas, vasos, y cualquier recipiente que pueda contener líquido servirá para dar rienda suelta al desenfreno del agua en que cada 16 de agosto se convierte Vilagarcía.