¿Chucu-chú o tran-trán? Tururú

Manuel Villaronga

AROUSA

03 nov 2013 . Actualizado a las 06:56 h.

Eso de estar todo el día mirándote el ombligo nunca fue una buena decisión, y más si tienes un poco de barriga: entonces ya no ves? el suelo. Con el ferrocarril en O Salnés sucedió algo parecido. Desde que en 1889 The West Galicia Railway Company Limited -Te-bes, como traducían nuestros paisanos- obtuvo la concesión para ampliar la línea de Carril a Pontevedra, en seguida se pusieron muchos ombligos en juego.

Santiago apostaba por el camino más rápido, porque eso significaba unirse, a través de Redondela, al resto de España. Desde ámbitos provinciales se sugería unir Pontevedra con Vilagarcía a través de Sanxenxo y Cambados. En Caldas, con magníficas conexiones políticas y empresariales -allí estaba la Electra de Segade y la futura Azucarera a pie de vía, en Portas-, era claro lo que les interesaba. A Vilagarcía casi le daba igual, con tal de tener «su» estación, en contraposición a «la de Carril». Y en Cambados, pese a ser cabeza de partido y con todo el aparato político que tenía, digamos, por ser suaves, que tampoco hicieron mucha fuerza por unirse por tren a Vilagarcía. Ya lo decía aquella camiseta: «Inglheses: de Fefiñáns ao Chocolate, todo o albariño é noso».

Pese a que la Sociedad de Amigos del País, la misma que había promovido el primer ferrocarril de Galicia, defendió la idea de un tren entre Vilagarcía y Cambados, y aun cuando la construcción de la vía Carril-Pontevedra despertó los «estudios» para un tranvía entre ambas poblaciones (1898), retomados después con la creación de La Toja SA (1904) y la donación de Cortegada (1907), lo cierto es que ese mirarse al ombligo -¿habremos aprendido algo en cien años?- tuvo las consecuencias previsibles: al chucu-chú del tren o, en su defecto, el tran-trán del tranvía, nos dijeron que tururú, para terminar dándonos lo que merecíamos: ¡carretera!