El arquitecto municipal ve la capital arousana como una ciudad agradable
03 nov 2013 . Actualizado a las 07:00 h.Arquitecto municipal desde 1991 y actual titular de la Xerencia de Urbanismo, Eugenio Jiménez Passolas (Jaén, 1946) reflexiona sobre Vilagarcía, su modelo pasado y futuro, cuando apenas faltan unos días para que se jubile.
-No es una pregunta sencilla pero, dígame, ¿en su opinión es Vilagarcía una ciudad bonita?
-Creo que Vilagarcía es una ciudad agradable para vivir. Otra cosa es que hablemos de mala arquitectura, y ahí considero que todos debemos entonar el mea culpa por lo que ocurrió desde los años 70 en adelante.
-¿Se refiere a los arquitectos?
-También, claro, pero la reflexión debe ser general. Los arquitectos de este país son los mejores del mundo. No me cabe duda de que podrían, de que podríamos, haber hecho una arquitectura mucho mejor si existiese un público que la demandase. Pero no ha sido así. No siempre el cliente tiene ni la intención ni la capacidad de valorar una buena arquitectura.
-El Concello está a punto de iniciar la tramitación de la reforma del PXOM. ¿Cómo es el nuevo plan?
-Muy continuista con respecto al plan del 2000, a excepción de aquellas cuestiones que cambian frente a la anterior Ley del Suelo de referencia. Con la ley del 97 podías coger bolsas de suelo rústico e incorporarlas a urbanizable. Aquí se hizo, por ejemplo, con O Castriño. Ahora, en cambio, ya no es posible. Todos los suelos urbanizables tendrán que ser colindantes con los núcleos habitados, de forma que estén bien conectados y resulte económicamente viable dotarlos de infraestructuras y servicios.
-¿Y aquel modelo de ciudad difusa? ¿Ha desaparecido?
-Ese concepto nunca llegó a ningún sitio. El rural siempre ha sido un problema. La población tiene una religión urbanística propia. Antes de la Lei do Solo del 2002, el último regalo de Cuíña, la única condición que la Xunta marcaba para autorizar construcciones en suelo rústico era que la parcela midiese al menos 2.000 metros cuadrados y no existiese riesgo de generar otro nucleo. Milagrosamente todas las parcelas medían 2.000 metros. Así se fue llenando Galicia de viviendas diseminadas.
-Tampoco la ley de Cuíña parece haber frenado el fenómeno.
-Cuíña lo prohibió, es una ley muy restrictiva. Yo pensé que volverían los Irmandiños, pero sorprendentemente no pasó nada. La razón es que los núcleos rurales que delimitaban los planes generales eran amplísimos.
-El borrador del plan habla de 6.000 nuevas viviendas. ¿No es una previsión exagerada?
-No quiere decir que se vayan a construir. De hecho, yo en el sector no veo los famosos brotes verdes. No digo que no puedan empezar a aumentar las ventas, pero de vivienda ya existente. Mientras los bancos y los promotores no vendan lo que ya tienen no se van a meter en nuevas aventuras.
-¿Entonces?
-Es un techo. Digamos que una previsión por si fuese necesaria, porque para poder edificar tienes que gestionar el suelo.
-Sinceramente, tal y como está el sector, ¿es necesaria en Vilagarcía una Xerencia de Urbanismo?
-Yo ahora me jubilo y no sé qué piensa el alcalde. Pero ni por tamaño ni por dinámica creo que haga falta. Ni siquiera lo era en los años de mayor movimiento.
eugenio jiménez passolas gerente de urbanismo de vilagarcía