Los vecinos crearon medio centenar de solicitudes en change.org
30 ene 2014 . Actualizado a las 06:52 h.Las redes sociales se han convertido en una plataforma para que cualquier iniciativa atraviese fronteras a la velocidad de la luz, y en esa nueva manera de girar el mundo, que ofrece a los ciudadanos una potente herramienta de comunicación con la que hace unos años ni soñaban, tiene mucho que ver change.org, una página web que permite hacer denuncias o peticiones y conseguir de forma inmediata adhesiones de todo el planeta. El procedimiento es muy sencillo: un particular hace una solicitud dirigida a un gobierno, organismo o empresa, y si se pone el correo electrónico del destinatario, cada vez que una persona firma la petición, le llega al receptor. Aunque no tiene validez jurídica, se han ganado batallas en aquellos casos en los que las peticiones lograron rebasar las fronteras de la web y llegaron a los medios de comunicación.
Sabedores de las ventajas de esta herramienta, los vecinos de la comarca no son ajenos al poder de change.org, y por eso son muchas las peticiones llegadas desde sus ayuntamientos que figuran en dicha web; muchas, de todos conocidas a través de los medios de comunicación; otras, sobre cuestiones globales que trascienden la comarca, y algunas realmente variopintas, como los jóvenes de Cambados que piden camisetas de Rif o la solicitud de protección a las manadas de perros que viven en las dunas de A Lanzada.
La falta de protección de la Casa Becerra, el paso del tren por el centro de Vilagarcía, el peligro de cierre de la escuela unitaria de Solobeira, la denuncia contra Castelao Bragaña por supuesta apología de violencia contra las mujeres, los exámenes de septiembre en las escuelas de idiomas, las videocámaras en edificios públicos, el rechazo a la estatua de Fraga en Cambados, el no al campo de golf de Siradella o la revocación del expediente del ex director del instituto de A Illa son algunas del medio centenar de propuestas o denuncias que llegaron a la web desde la ría de Arousa. A todo ello habría que sumar las miles de firmas estampadas por sus vecinos en apoyo de otras iniciativas.