¿Por qué ya no funciona el auditorio?

Serxio González Souto
Serxio González VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

MARTINA MISER

Las cancelaciones se suceden entre una venta anticipada abusiva, precios de Madrid para salarios de Vilagarcía, el fin de los convenios y, en el fondo, siempre la crisis

15 jun 2014 . Actualizado a las 06:58 h.

El 29 de octubre del 2003 se inauguraba el auditorio municipal de Vilagarcía. Un raudo bautizo, marca de la casa, a cargo del entonces presidente de la Xunta, Manuel Fraga, dio paso, dos días más tarde, al verdadero estreno del recinto, que corrió a cargo de la banda de música. El 25 de noviembre llegaba el teatro de resonancias televisivas y cinematográficas. Maribel Verdú hacía pleno y ocupaba las 754 butacas con el montaje Por amor al arte. El alcalde del momento, el socialista Javier Gago, pedía la colaboración de Caixanova para dotar de una programación de altura al edificio diseñado por César Portela. La entidad respondía. Convenio para pagar los cachés al 50 % y un sistema de bonos que permitía al público ahorrarse un 20 % en el precio de las entradas. El entusiasmo del respetable lleva a unos y otros a plantearse limitar la venta anticipada a cuatro tiques por persona para poder repartir juego.

Once años después ni hay acuerdo, ni bonos, ni se venden billetes, ni las compañías foráneas, que antes se llenaban los bolsillos, se arriesgan ahora a dejarse caer por la capital arousana a poco que flojee la venta anticipada. Por no haber, ya no hay ni caja en Galicia. ¿Qué ha pasado? El actor y cómico vilagarciano Carlos Blanco nos echa una mano en la búsqueda de respuestas.

El abuso por anticipado

Cobran 1,6 euros por entrada, no por operación. «O público só compra por anticipado se sospeita que se van esgotar as entradas, e como contan con que normalmente isto non vai suceder, agardan á última hora porque a anticipada está moi gravada, incorren nun abuso», argumenta Carlos Blanco. Veamos por qué. El Concello de Vilagarcía trabaja con Servinova, el sistema de compra por Internet de Novagalicia Banco, aunque otras plataformas como Ticketmaster siguen la misma política. Al adquirirla a través de ellas, la entrada se encarece en 1,6 euros. No la operación, ojo, sino cada una de las butacas. Si uno compra diez tiques en la web, pagará 16 euros más. «É como se as autoestradas cobrasen por pasaxeiro, e non por coche». Evidentemente, no está el bolsillo del personal para semejante sobreesfuerzo ¿Existen alternativas? «Concellos coma Narón ou Carballo si facilitan esa xestión aos espectadores, cunha web propia que non grava o prezo da entrada, ademais de manter a política de abonos».

Galicia, precios distintos

Lo que las compañías de Madrid empiezan a sospechar. Cuando Zapatero, hace ya unos años, rumió que el café andaba por los 80 céntimos, la opinión madrileña se le echó encima. En realidad, ese era su precio en muchos de los bares y tabernas de Galicia por aquel entonces. «As compañías veñen con prezos de Madrid e pasa o que pasa, semella que agora comezan a entender que, igual que aquí non vale o mesmo un café ou un menú, tampouco unha obra de teatro». Un determinado público galaico puede estar dispuesto a pagar 50 euros en la capital por asistir a un musical. Aquí, en casa, la cosa cambia. «Se cadra durante moito tempo sobreprotexeuse o noso, moita subvención, e o resultado foi que o público se afixo a que o noso fose de balde; non había o costume de pagar, e agora hai que facelo». Convenios como el de la extinta Caixanova permitían una sustancial reducción en el precio que llegaba al público. El último de aquellos acuerdos se esfumó en otoño del 2010. Y Ravella se lo piensa mucho hoy en día a la hora de pagar un caché. La mayoría de las compañías tienen que ir a taquilla. Si dos días antes la venta anticipada no va, cancelan y a otra cosa.

Para hacérselo mirar

El IVA cultural duplica al que paga el porno. «De cada 10 euros que un cidadán paga en España por unha entrada, 2,1 son retirados polo IVE; é o país co IVE cultural máis caro de Europa, con dicirche que o porno e os touros pagan menos, un 10 %...». Existe, concluye Blanco, otro factor relacionado con la gestión política, esta vez en las distancias cortas: la costumbre de reservar una entrada gratuita para cada concejal. «É o de menos, pero pensa que son as mellores butacas e cantas veces non quedan baleiras». Un interrogante, este de cosecha propia, para acabar: ¿son los técnicos acreditados para ello quienes diseñan las programaciones?