Nuevos retos en el Pazo da Saleta de Meis y en la bodega Lagar de Pintos a cargo de las herederas de sus fundadores
AROUSA

Silvia Rodríguez llevaba años volviendo cada verano a la finca que su madre cuidaba con tanto mimo en Meis. El jardín botánico de A Saleta ya era hace tiempo un paraje muy especial, el único jardín de inspiración inglesa en Galicia. Pero era casi desconocido en la comarca. Hasta que Silvia se puso al frente de la empresa familiar y, utilizando sus conocimientos de comunicación, reactivó el proyecto y lo abrió al mundo a través de Internet. «Mi madre llevaba 17 años pero solo venían del extranjero, desde que estoy yo ya es más conocido. Me arriesgué, dejé mi vida de 23 años en Madrid, pero tenía ganas de hacerlo. Yo fui muy atrevida, dejé la comodidad de tener un sueldo, pero vale la pena, cuando trabajas para ti y si te gusta hacerlo, da igual que sean doce horas diarias».
A las hermanas Marta y Carmen Castro les une con Silvia la convicción de que un día iban a regresar a casa. Como en el caso anterior, ellas se criaron en una finca de la comarca, en la bodega Lagar de Pintos, pero estudiaron y se desarrollaron profesionalmente fuera, hasta que les llegó la hora de volver. «Haberte criado en esto influye, estudias fuera, pero no sabes por qué, esto te tira -admite Marta-. Le di un cambio radical a mi vida y volví, lo mismo que mi hermana. Volvimos a casa». Las dos son madres, además, y el hecho de poder trabajar sin horarios les permite conciliar.
Los casos de Marta, Carmen y Silvia son algunos de los que se darán a conocer en el simposio. Pero Marta cree que sus experiencias tampoco son tan distintas de las de otras mujeres de la comarca, porque ella asegura que «yo nunca vi aquí a la mujer estrictamente relegada al hogar». Una reflexión a la que se sumó el alcalde de Cambados en la presentación del simposio. Luis Aragunde destacó el carácter trabajador de la mujer de O Salnés, pero también la necesidad de poner en marcha discriminaciones positivas para que ninguna mujer encuentre barreras a la hora de emprender.
Las tres se pusieron al frente de empresas ya consolidadas, pero Silvia animó también a crear partiendo de cero, e incluso a perderle el miedo a fracasar. Ella pasó por eso, «pero es una experiencia más; lo ideal es no lanzarte a grandes gastos al principio».