Una de las cuestiones sobre las que el presidente del comité de empresa incidió es la forma en la que, lamentó, el buen nombre de Lantero se está «dejando a la altura del betún» en Vilagarcía, lugar en el que la familia fundadora de la empresa residió varios años. Algo que la plantilla atribuye a la actuación de la actual dirección y sus cinco integrantes en el conflicto desatado por aquel primer ERE de octubre. Hoy, recordó Jesús López, son «56 los trabajadores que están amenazados de despido», antes de verbalizar un llamamiento muy particular: «Si alguien puede hacer llegar el mensaje a la familia, que se lo haga saber».
López conjuró la imagen de quien echa gasolina al fuego para describir la opinión que le merece el planteamiento del staff. «Ni siquiera el ERE temporal -reiteró- sería necesario, puesto que hasta septiembre se hicieron miles y miles de horas por sobrecarga de trabajo». Su caso, concluyó el portavoz en referencia a su propio despido, sobre el que tendrá que pronunciarse la magistratura laboral, «no es más que el del mensajero al que se quieren cargar». «Su objetivo -afirmó por último- no es económico, quieren acabar con esta plantilla pero no lo van a conseguir».