El alcalde saliente ordena colocar el obelisco en la plaza de Galicia a diez días de irse
AROUSA
«Es nuestro presupuesto y si tuviésemos tiempo lo dejaríamos todo iniciado», proclama Fole sobre los gastos a contrarreloj
04 jun 2015 . Actualizado a las 05:00 h.El alcalde en funciones, el popular Tomás Fole, parece decidido a llamar la atención sobre su gestión hasta el último instante. Ayer, un grupo de operarios municipales emprendieron la instalación del célebre y mal llamado obelisco. Una actuación que Fole defiende porque, asegura pese a reconocer que ignora la fuerza real que respalda tal petición, es demandada por una parte de la ciudadanía y consiste en su traslado desde la plaza de la Constitución, donde fue desmontado hace meses, hasta la plaza de Galicia. La conclusión de la iniciativa, que como mínimo ha generado una dispar reacción en la capital arousana, ha sido ordenada por la alcaldía a diez días escasos del traspaso de poderes.
No es el mayor de los gastos en los que el Partido Popular e Ivil, socios en el gobierno derrotado en las urnas, se ha sumergido en las últimas semanas del mandato. El bipartito conservador mantiene en marcha inversiones por importe superior a los dos millones de euros. Pero sí contiene, sin duda, un alto valor simbólico como la herencia más visible de los últimos días de Fole al frente de Ravella. Él mismo utilizó ayer el obelisco como ejemplo de «coherencia»: «Si tuviésemos tiempo lo dejaríamos todo iniciado», proclamó sin una duda el regidor saliente para, a continuación, realizar toda una declaración de principios con respecto a los trabajos que preveía ejecutar y ahora está llevando a cabo a contrarreloj: «Es nuestro presupuesto y nuestro anexo de inversiones, que aprobamos en solitario, y tenemos toda la legitimidad del mundo».
«No vamos a paralizar obras»
Fole lamentó no poder dejar iniciadas todas las inversiones programadas. Algunas, señaló, a cargo de los programas de la Diputación, pero otras sufragadas a través de créditos que pesarán sobre las arcas municipales. Sea como fuere, el popular anunció que, mientras esté en su mano, las obras seguirán adelante, «porque afortunadamente los períodos electorales no paralizan las inversiones».
Otra vez sirvió el obelisco como modelo para sus últimos compases al frente de la institución municipal: «Nadie puede decir que se haya hecho de un día para otro, ni que sea el inicio de la obra, que comenzó cuando fue desmontado hace meses». Aunque en un principio lo ignoró, su equipo tuvo que solicitar finalmente autorización de Patrimonio para hacerlo, pues la plaza de Galicia figura protegida en el catálogo de bienes a conservar, y poner la pieza en manos de la Escola de Canteiros de la Diputación para dispensarle una ligera rehabilitación. Ravella ha empleado, por otra parte, cuatro mil euros en la adquisición de un nuevo reloj de cuatro esferas. Es así, explica Fole, como se llega al día de hoy.
Y ahora también mobiliario
«¿Qué querían algunos, que lo dejásemos per sécula seculórum en la Escola de Canteiros?», se preguntó el primer edil en funciones antes de precisar que la obra incluye una «pequeña cimentación», la conexión eléctrica que alimentará el reloj y, tal vez, «el retoque mobiliario» de la plaza, que Fole no descarta.