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«La Arosa suiza es un sitio más frío, tanto en las temperaturas como en el trato personal»

La Voz

AROUSA

Manuel y Marga durante su estancia, el pasado otoño, en la fría y montañosa Arosa Suiza.
Manuel y Marga durante su estancia, el pasado otoño, en la fría y montañosa Arosa Suiza.

24 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace unos meses, Manuel y Marga cambiaron durante unos días su vida en la Arousa gallega con la de una familia de la Arosa suiza. El experimento fue rodado por las cámaras de la televisión de aquel país para ser convertido en un show televisivo. La experiencia, dicen Manuel y Marga, ha sido enriquecedora. Y ha servido para convencer a estos dos arousanos de que, como aquí, no se vive en ningún lado. «Es verdad que aquello tiene muchas cosas buenas. Allí la gente es muy responsable, muy honrada. En el autobús no te piden el billete porque a nadie se le ocurriría subirse sin él. Y en los bares, la gente deja sobre la barra el móvil y la cartera y se va al baño, tan tranquila», cuenta Manuel. Arosa es, pues, honradez y frío. «Este es un pueblo que tiene una estación de esquí, es lógico que haga mucho frío», cuenta Manuel. Pero tanto él como su mujer, Marga, detectaron que esa gelidez se había contagiado a las relaciones humanas. «Lo de quedar con amigos para tomar algo, salir por ahí, charlar... Eso no existe», explican. «Hay poca fiesta. A las seis de la tarde no hay nada que hacer ni gente por la calle», cuentan. Quizás tengan algo que ver los precios que se manejan por allí: una cerveza cuesta 5 euros, y una copa anda entre los 15 y los 17. Aunque eso no debería ser un problema para los arosanos suizos, cuyos salarios son mucho mayores que los que se cobran en la Arousa gallega. «Un profesor, por ejemplo, puede cobrar casi el triple que aquí», cuenta Manuel. Pero ni por ese salario se iría a vivir a una tierra fría pero soleada, que ha hecho del amarillo y el azul sus colores oficiales. «Para pasar una semana e ir de vacaciones está muy bien. Pero para vivir, nada como esto».