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«Los clientes agradecen la calidad del producto»

Antonio Garrido Viñas
Antonio Garrido VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

En temporada alta, estos días, en Alonso comienzan a preparar las roscas a las doce de la noche para que a las nueve estén listas.
En temporada alta, estos días, en Alonso comienzan a preparar las roscas a las doce de la noche para que a las nueve estén listas. Óscar Vífer< / span>

El proceso de elaboración de cada rosca dura nueve horas; estos días Carlos prepara muchos centenares

20 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Ochenta años está a punto de cumplir abierta la panadería Alonso. Ochenta años que hacen que ahora esté a los mandos de los hornos la cuarta generación. Fueron sus bisabuelos quienes fundaron el negocio y Carlos Rodríguez asumió el reto hace una década. Lo hizo a petición de sus tíos y sin experiencia en el mundillo, pero decidió meterse en harina. A partir de aquel momento, la formación continua ha sido clave para innovar y encaminar el negocio hacia la pastelería. La apuesta parece haber salido bien. «Tuve buenos compañeros, que me ayudaron bastante. Empezamos a ir a cursos y a hacer cosas diferentes y creo que a todos nos vino bien», recuerda Carlos de aquellos inicios.

El de panadero es un oficio vocacional. Trabajar todos los días y a horas intempestivas. Con el apunte, además, de que la temporada alta llega en las épocas festivas. «En Semana Santa, en Navidades o durante el verano, mientras la gente está disfrutando de su vacaciones tú tienes que estar trabajando y, además, es la época de más trabajo. Pero bueno, lo vamos llevando bien porque hay buen ambiente. A madrugar no se acostumbra nadie, pero con un buen ambiente todo se lleva mejor», apunta Carlos, que destaca la comprensión que tiene su pareja con sus complicados horarios.

Las panaderías lo han pasado mal. La competencia de los productos de masa congelada, mucho más baratos aunque de menor calidad, fue un varapalo. «Entiendo que, desgraciadamente, hay gente que tiene que buscar opciones más baratas. Nosotros tenemos que buscar la calidad»

Estos días, los hornos de Alonso funcionan a todo tren. Llega la época de las roscas. Este fin de semana, se cuentan por muchos centenares. Todas ellas, con un secreto infalible: mantener la tradición, respetar las esperas. «No podemos competir en precio con lo que ofrecen otros, así que tratamos de regresar a los orígenes. Tenemos que competir en calidad porque los clientes lo agradecen. Buscamos reposos largos y buenos ingredientes para tener un producto final que sea muy bueno».

Conseguir una buena rosca lleva su tiempo. Lo explica Carlos: «Ahora mismo, tal y como lo estamos haciendo, en torno a las nueve horas. Entre el amasado, el reposo, primer reposo en bloque, formado y demás, son cerca de nueve horas». Estos días de tanto ajetreo, comienzan a amasar a las doce dela noche para que a las nueve de la mañana las roscas ya estén listas para los clientes. En realidad, durante este fin de semana entre el pan y las roscas no paran de trabajar. Hacen turnos para poder atender la demanda. A Carlos le gusta tomarlas calientes, aunque reconoce que no es lo mejor, pero sobre todo le gustan rellenas. «Ahora hay muchos formatos. Incluso con pepitas y virutas de chocolate. Los clientes demandan cosas diferentes», razona. Y una de las cosas diferentes que ofrecen en Alonso es que te enseñan cómo hacer una buena rosca en casa. «Estamos dispuestos a enseñarle a cualquiera. Es sencillo y nos gusta que la gente se involucre. Le explicamos cómo hacerlo y quedan muy contentos de elaborar su producto. Y eso es bueno», apunta Carlos, que esa es una buena manera de defender las virtudes de la pastelería artesana.

En Alonso hacen roscas todos los días. Pero siempre son trenzadas, salvo por encargo. Las únicas épocas en las que las hacen redondas son en Reyes -las ventas ahí compiten con las de Semana Santa- y en Pascua. «No hay diferencias, es el mismo producto, pero en esta época las prefieren redondas. Debe ser porque la redonda se hace más grande a la vista aunque el peso sera el mismo». razona

El mundo de la pastelería está en plena evolución, con gente joven sumergiéndose en él. «Hay arquitectos o ingenieros que no encuentran una salida laboral en lo suyo y que se están metiendo en este mundo, que ofrece muchas posibilidades porque hay mucha demanda de panaderos y pasteleros y es difícil encontrarlos. Tengo amigos que los necesitan y no los encuentran», explica Carlos.

«Tuve buenos compañeros, que me ayudaron bastante. Comenzamos a ir a cursos y a innovar y creo que nos ha ido muy bien a todos»

«A madrugar no se acostumbra nadie, pero con un buen ambiente en el trabajo, se lleva mejor. Estamos dispuestos a enseñarle a cualquiera a hacer una rosca en su casa. Nos gusta que la gente se involucre»