El joven vilagarciano Antón Blanco revive un género «que está fóra do sistema» con la publicación de su ópera prima
28 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.A sus veinte años, Antón Blanco no cree en la inspiración divina. En ese romanticismo que sacude el alma en un momento de iluminación y del que, si se tiene una pluma a mano, sale la mejor literatura. Demasiado bucólico. Es, más bien, de los que piensa que cada maestrillo tiene su librillo y, para él, el silencio es el primer paso de una tarea que requiere concentración. «É complicado. Hai que dedicarlle moito tempo e borrar máis do que se escribe», explica este joven vilagarciano. Presentó ayer su ópera prima, A Oseira, el desarrollo de una primera tanda de poemas que ya habían sido publicados en revistas como Dorna e Grial. «Dá vertixe», asegura. Al peso de publicar, se le une el hecho de hacerlo en el número inaugural de una nueva firma editorial, Chan de Pólvora, cuyo director es el escritor Antón Lopo. «Dixeronme que querían contar comigo e eu encantado, aínda que sinto moita responsabilidade», afirma.
El escenario de sus poemas es el después de una contienda bélica. Ninguna en concreto y un poco de muchas. Un recorrido por lo que queda. «É como unha descrición do que podes encontrarte. A posta en palabras de imaxes como as que puideron verse na primeira Guerra Mundial o noutras más recentes como a de Siria», relata Antón Blanco. Considera que las situaciones extremas merecen atención. Escribir, afirma, «é poñerse nun abismo».
Entre los 13 y 14 años comenzó a trazar sus primeras notas literarias y relatos. Una afición que le llevó a ganar galardones como el premio literario Minerva, que concede el colegio Peleteiro desde 1963, por tres poemas inspirados en la revolución espartaquista. Era el 2014 y estudiaba segundo de Bachillerato de Humanidades, mismo año en el que se decantó por cursar Filología en la Universidade de Santiago de Compostela. «Estudo o idioma e o que hai nas súas tripas, imaxino que algo diso verase reflexado no poemario», relata. Destaca las actividades que se realizan en la facultad y en las que tiene mucho que ver la incorporación de la escritora y teórica de literatura María do Cebreiro, algo que completa con la asistencia a recitales y presentaciones de libros. Todo un impulso para le poesía, la gran olvidada.
«Está máis na sombra porque está fóra do sistema, falta difusión. Por exemplo, nos institutos non se traballa en compresión poética», señala. Quizá por eso, piensa que su familia y amigos pueden ver con extrañeza la publicación del libro que le llevó año y medio en concluir. «Hai moita expectación porque aínda non o leron», señala. Descubrió este «novo territorio» en 2011, de la mano de los libros de Luís Pereiro pero, como joven comprometido, advierte de que la pérdida va más allá. «Lese pouco e escríbense libros pensados para ser best seller. Está por diante facer contas que ter un discurso interesante», lamenta. En gallego, la situación «solo se complica».
No todo es literatura en la vida de Antón Blanco. Del consello escolar del Instituto Miguel Ángel González, de Carril, pasó a la Asamblea Nacional das Estudiantes Galegas (Anega). De reciente creación y con el objetivo de defender la enseñanza pública y en gallego, la organización estudiantil presentó su candidatura y resultó victoriosa. «É importante participar neste tipo de iniciativas que traballan por mellorar as cousas, aprendemos a estar organizados e lograr ter unha voz», afirma Antón. Además, «temos acceso a lecturas políticas que non se poden encontrar noutros sitios», completa. Considera que, a pesar de los prejuicios que puede haber entre otras generaciones, la juventud se está movilizando. Algo que considera importante. «Os gobernos, historicamente, tenden a capar a mocidade», apunta.
La música es otra de sus pasiones, aunque actualmente le dedica menos tiempo. El grupo de metal alternativo del que formaba parte, Borderline 79, se deshizo cuando iniciaron la vida universitaria. Caminos y ciudades distintas complicaron su continuidad y le llevaron a montar un dueto instrumental con un amigo. «A verdade é que tocamos pouco, dedicámonos a compoñer e pasalo ben», cuenta Antón Blanco. Sobre si nos encontraremos pronto con la publicación de otro libro suyo, asegura que no tiene prisa: «Todavía non fun capaz de desprenderme da voz de A Oseira. Non quero meterme presión».
Estudiante de Filología, es un joven comprometido. Defensor de la literatura, especialmente en gallego, forma parte de la organización estudiantil Anega y montó un dueto instrumental con un amigo
Al peso de publicar, se suma el hecho de hacerlo en el número inaugural de Chan de Pólvora