Hace casi cinco años que el vapor regresó al puerto grovense, donde lleva todo ese tiempo esperando a que se le conceda un amarre en el que ejercer su actividad
15 feb 2018 . Actualizado a las 08:01 h.Cualquiera que esté pensando en restaurar un barco antiguo para hacer negocio de él desistirá en cuanto escuche la historia del «Hidria Segundo», el único barco de vapor en activo que existe en España. Sus propietarios, María José Otero y Jacobo Costas, han pasado mil y una en los últimos años para intentar sacar adelante la inversión que un día decidieron destinar a esta embarcación. Y siguen pasándolo mal. Primero se vieron obligados a emigrar para buscarse las castañas. Y luego tuvieron que regresar a su localidad natal. De eso hace casi cinco años. Un lustro es el tiempo que llevan peleándose con Portos de Galicia para conseguir un amarre desde el que poder ejercer su actividad. Hasta ahora, no han logrado nada, de ahí que la pasada semana pusieran en marcha una recogida de firmas destinada a conseguir los apoyos necesarios para que Portos escuche sus demandas. Solo quieren un amarre desde el que poder trabajar.
«O problema de Portos é que na zona na que está o barco non se permite facer esa actividade», explica María José Otero, que está ya cansada de contar los innumerables problemas que se encontraron desde que regresaron a tierras mecas. Porque lleva casi cinco años peleándose con las administraciones sin que nadie la escuche. Considera que la solución sería tan sencilla como que el ente autonómico cambiara la regulación del puerto meco y habilitara un espacio en el que el Hidria pudiera estar atracado y pudiera desarrollar sus actividades de forma legal. De hecho, esto pudo hacerse cuando se aprobó el Plan de Portos. Nadie hizo nada. Ni entonces, ni ahora. La consecuencia es que el Hidria tiene un amarre en el que ubicarse, pero no puede llevar a cabo actividades empresariales, que es lo que sus propietarios quieren hacer para poder garantizar el futuro del barco.
«Por agora, déixannos abrir ao público, sempre que non cobremos entrada», asegura Otero. Eso hipoteca cualquier plan que tengan para este vapor. Porque el mismo tiene que vivir de los donativos que le ofrecen los visitantes «e así é imposible planificar nada», añade la propietaria. Señala que su único objetivo es buscar la forma de que el barco se mantenga a sí mismo. Y para ello es preciso poder cobrar una entrada o poner precio a todas las actividades que organizan.
Por eso, y como último recurso, han puesto en marcha una recogida de firmas. En cuestión de días han conseguido recabar más de un millar de apoyos. Con ello quieren «que el barco descanse de tanta incertidumbre», aseguran en la petición que han colgado en Change.org. E insisten en que su único objetivo es que «se dé autorización para que el vapor Hidria Segundo pueda abrir al público aquí mismo, donde estamos, y forme parte del resto de actividades culturales y turísticas del pueblo», reza el escrito. Su propuesta, añaden los responsables de este barco, no les ayudaría solo ellos, sino también a la embarcación, que tendría su mantenimiento asegurado. Esta se convertiría, además, en uno de los atractivos turísticos de la localidad, e incluso podría recibir visitas de los escolares de toda la comunidad. Pero para que todo esto sea posible, Portos debe tomar medidas. Debe actuar y buscar, de una vez por todas, un lugar en el que este emblemático vapor pueda desarrollar su actividad sin problemas.
El barco puede estar atracado, pero no puede cobrar por sus actividades