¿Hacia un deshielo de relaciones entre el Concello y la Autoridad Portuaria?
AROUSA
Hace apenas unos meses, pensar en una reunión más o menos cordial entre Alberto Varela y Sagrario Franco constituía, en el mejor de los casos, un ejercicio de candoroso optimismo. Si algo ha caracterizado los últimos años, por lo que respecta a la relación entre las dos principales instituciones de Vilagarcía, es sin duda el desencuentro. Hay unos cuantos motivos que explican las malas relaciones entre el Concello y la Autoridad Portuaria. Ahí está la intención del Puerto de vender la parcela de O Ramal para la construcción de un hotel o su pretensión de regularizar las últimas ampliaciones de los muelles vía modificación puntual del PXOM, en lugar de tocar su plan especial y aguardar a la revisión del plan urbanístico. También la insistencia de Ravella en destinar la parcela de la vieja Comandancia a la construcción de un nuevo centro de salud o la apertura todavía en el aire del muelle de O Ramal al uso ciudadano.
Curiosamente, este mal karma dio síntomas de retroceder al hilo de la visita del Rainbow Warrior III, que se materializó gracias a una solución inteligente en la que unos y otros pusieron de su parte. Será la vocación pacifista de Greenpeace o la claridad de los resultados electorales, el caso es que a cuenta del tren parece abrirse otro canal de comunicación entre Ravella y el muelle de Pasajeros. Con sus errores, el parque Miguel Hernández, la TIR o Ferrazo demuestran que de buen rollo todo va mejor. Por cierto, O Ramal se veía bastante bien lleno de gente aquellos días...