Pereira, el Ryanair de Vilagarcía

José Ramón Alonso de la Torre
J.R. Alonso de la torre REDACCIÓN / LA VOZ

AROUSA

Vítor Mejuto

Los jóvenes asocian los viajes con los vuelos low cost y los mayores, con el autobús

22 nov 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Conocí Galicia montado en un autobús de Pereira. Cuando llegué a Vilagarcía en 1981, no tenía carné de conducir. Lo sacaría diez años después por culpa de La Voz de Galicia: o conducía un coche o no podría viajar a pueblos perdidos para escribir reportajes extraños. Así que me matriculé en la autoescuela Gago y aprendí a manejar un coche. Pero hasta entonces, ya digo, viajaba por Galicia en autobuses de Pereira acompañando a mis alumnos.

Aquellos autocares con el nombre de la empresa escrito en letras azules forman parte del imaginario colectivo de Vilagarcía. Antes de los vuelos low cost, los trenes rápidos y los SUV que hablan, estuvieron los autobuses de Pereira. Montado en ellos subí al castro de Santa Tegra, crucé las rías para ir a Noia, viajé por primera vez a Pontevedra y a Vigo y me trasladé al aeropuerto de Lavacolla para montar en avión. Si un joven de hoy asocia el viaje con Ryanair, los vilagarcianos de ayer asociamos el viaje con Pereira.

Fue en 1915 cuando Agustín Pereira condujo el primer autobús de viajeros en Santiago. Aquel autocar se llamaba La Emprendedora. Tras la Guerra Civil, La Emprendedora se instalará en Vilagarcía y cubrirá la línea Vilagarcía-Cambados. La empresa crecerá poco a poco, en 1956 se hace con la concesión del servicio de transporte urbano de Vilagarcía y acabará constituyéndose en Empresa Pereira S.L., dirigida desde la calle Santa Eulalia por el nieto del fundador, es decir, por Agustín Pereira.

La calle Santa Eulalia era una calle muy motorizada donde estaban la concesionaria de automóviles Peugeot y los transportes Pereira. Curiosamente, tras viajar durante años en los autobuses de Pereira, empecé a viajar en un Peugeot 309 automático que compré unos metros más arriba. En las oficinas de Santa Eulalia, trabajaban codo con codo Agustín Pereira y Celestino Brianes, dos personas tan entrañables que daba gusto acercarse por allí a reservar un autocar para una excursión. Te trataban con cariño, te buscaban el mejor precio, charlaban contigo de las cosas de Vilagarcía y convertían la reserva del vehículo en un rato tan agradable que estabas deseando ir de excursión para tener un pretexto para acercarte a verlos.

En una coincidencia extraña, tan dolorosa como emocionante, el 11 de noviembre de 2018 se anunciaba en La Voz de Galicia la muerte de Celestino Brianes y el 11 de noviembre de 2020 se daba cuenta del fallecimiento de Agustín Pereira. Con ellos se fue una parte de la memoria sentimental de Vilagarcía de Arousa, además de dos personas volcadas con el deporte y con la ciudad. De hecho, Agustín llegó a ser alcalde de Vilagarcía entre marzo y abril de 1979, en plena transición hacia la primera alcaldía democrática.

En Pereira conocían al dedillo los gustos viajeros de los vilagarcianos, fundamentalmente los gustos populares, los lugares a los que viajaba la gente de a pie con la fiambrera colmada, la voz preparada para cantar y muchas ganas de disfrutar con las emociones sencillas. Por ejemplo, en septiembre de 1994, Celestino me contaba que el 11 de septiembre enviarían ocho autobuses a la romería de Los Milagros de Amil y que el 18 del mismo mes, siete autocares de Pereira se acercarían a la fiesta del Nazareno en A Pobra do Caramiñal.

Los años santos, los vehículos de Pereira no paraban de viajar a Santiago y los años normales, la estrella viajera era San Andrés de Teixido, un destino que no fallaba y recibía cada temporada alrededor de 30 excursiones de Pereira. En la clasificación de viajes favoritos de los vilagarcianos, el tercer puesto lo ocupaba el monasterio de Oseira, visita que incluía una vuelta por O Carballiño y por Ribadavia.

Aquellos autocares eran contratados por las comisiones de fiestas para organizar viajes con un pequeño recargo para sacar unas pesetas con el fin de traer las mejores orquestas a la aldea. Y los institutos y los colegios, además de ser destino del transporte escolar, también recurrían a Pereira para las excursiones culturales y de fin de curso. ¿Cómo no van a estar los autobuses de Pereira grabados en la memoria de miles de vilagarcianos?

Los conductores

Otros personajes fundamentales de aquellos viajes eran los conductores. Con quien más trato tuve fue con Ignacio González Nasuco. Él conducía siempre el microbús en el que viajaba el grupo de teatro Tragoi, que habíamos fundado en el Instituto de Fontecarmoa, hoy IES Fermín Bouza Brey. En el maletero guardábamos los focos, el vestuario y la escenografía. Llegábamos a las aldeas donde actuábamos y recibían el autobús con cohetes y bombas. Era emocionante. Como inquietante fue que en una excursión a Viana do Castelo, al bajar del autobús, se nos acercara un desconocido a ofrecernos una pistola a buen precio.

Ignacio atesoraba tantas anécdotas y vivencias que hace ahora 20 años, en diciembre del 2000, presentó su primera novela en la Casa de Cultura de Vilagarcía. Se titulaba El carcamal y la gacela y el protagonista era un conductor de autobús maduro. Ignacio aprovechaba los ratos muertos en las excursiones para escribir en el autobús. Primero cultivó la poesía y después saltó a la novela. Como ven, los autobuses de Pereira y el personal de la empresa eran una institución en Vilagarcía, parte fundamental de la historia de la ciudad.