Hace 17 años, el ahora portero del Ribadumia ya jugó una eliminatoria copera con el Compostela contra el Dépor
14 dic 2020 . Actualizado a las 20:23 h.Fue el siete de octubre del año 2003. El duelo se jugó en el campo de San Lázaro con el Compostela y el Deportivo como protagonistas en una eliminatoria de Copa a partido único. Los santiagueses estaban en 2.ª B; los coruñeses, en plena ola del Súper Dépor, De hecho, esa fue la temporada en la que jugaron, y perdieron, las semifinales de Champions con el Oporto. Ganó el cuadro herculino con un tanto de Diego Tristán y en aquel Compos estaba Roberto Pazos, que no llegó a jugar pero que guarda un recuerdo de aquel día: la camiseta de Jacques Songo’o. «Fue un poco follón al final del partido, pero hablé con Frank Passi, que era uno de nuestros entrenadores, y ya me la gestionó», recuerda el cambadés.
Diecisiete años después, y cerca de cumplir los 40 años, Pazos se encuentra con otro regalo copero, la eliminatoria que jugará este jueves contra el Cádiz en A Senra con la camiseta del Ribadumia. «Es un sueño que me toque vivir algo como esto a mi edad», dice. De momento, el duelo le ha servido para rescatar del fondo del armario la camiseta que le dio Songo’o y, seguro, para explicarle a su hijo Oliver, que quiso participar en la sesión de fotos, que esta semana no es una semana cualquiera.
«Se ha hecho larga la espera. Ya teníamos ganas de que llegara el momento», reconoce Pazos, porque un mes ha pasado desde que el sorteo deparó que sería el Cádiz el equipo que pasaría por el campo de A Senra. Y, tras el bombo, unos partidos de despiste que pasó el conjunto arousano que se traslucieron en algunos resultados adversos, de los que ya ha salido el Ribadumia, que sumó siete de los nueve últimos puntos en juego y en los tres partidos, además, consiguió mantener su meta a cero.
Ahora ya queda la Liga aparcada durante cuatro días. «Ahora ya se puede hablar del Cádiz», afirma Roberto, que reconoce que ya la semana pasada fue movida por la cercanía del partido y que saben que esta será todavía más intensa. Y, puestos a hablar del partido, apunta Pazos la intención clara del Ribadumia de exprimir al máximo las opciones que puedan tener para superar la eliminatoria. Para ello, confía en que no les escape el encuentro con algún tanto visitante al inicio. A partir de ahí, apunta el guardameta que la confianza que tendrán al jugar en su terreno de juego hará que aumenten las opciones de que el Ribadumia doblegue al que esta temporada está siendo el matagigantes de la categoría. «Que no piensen que les va a resultar fácil», advierte el portero.
El Cádiz jugó ayer contra el Celta, pero los jugadores del Ribadumia no vieron el encuentro porque estaban en plena sesión de entrenamiento. Pazos bromeaba sobre la cuestión. «Van a tener más problemas ellos para encontrar vídeos nuestros que al revés», razona el guardameta.
En un duelo histórico ya no solo para el Ribadumia como club o como municipio, sino para toda la comarca de O Salnés, lamenta Pazos que A Senra no vaya a poder estar hasta arriba de aficionados. Incluso los jugadores es probable que tengan problemas para conseguir alguna invitación para amigos o familiares. Jugadores que, evidentemente, no podrán saltar todos al terreno de juego. Y Pazos, que sabe bien lo que es quedarse en el banquillo en un partido tan especial, lo tiene claro: «Hay que estar a tope con los que vayan a jugar. Si me toca jugar, perfecto, y si no, pues también», afirma el cancerbero cambadés.
La faena de Charles
Uno de los que parecía que iba a estar sí o sí sobre el terreno de juego puesto que es uno de los fijos de Luis Carro era Charles. Sin embargo, todo cambió en una delas últimas acciones del encuentro del pasado domingo contra el Arousa en A Lomba. El delantero golpeó a Róber, en una acción en la que dio la impresión de que iba a buscar el balón pero se encontró con el jugador arlequinado, y el colegiado le enseñó la cartulina roja. Es la primera expulsión de su carrera y podría perderse el duelo del jueves.