Vilanova Peña, para sentirse y sentarse como Billy Wilder

Bea Costa
bea costa REDACCIÓN / LA VOZ

AROUSA

Martina Miser

Es más que una tienda de interiorismo. Visitar sus instalaciones ofrece una experiencia que permite adentrarse en la cultura del mueble, desde el detalle más asequible al diseño de autor

26 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Lo dice el propietario, José Luis Vilanova: «Poder recorrer una tienda genuina como esta se ha convertido, ya en el presente, en una experiencia de lujo». Habla de su negocio de muebles e interiorismo Vilanova Peña, y nadie que entre allí podría poner en duda sus palabras. Desde la calle y para quien acuda sin referencias, nada hace pensar que este establecimiento ubicado en Ribadumia es un regalo para la vista. No llega un simple recorrido para apreciarlo. En cada rincón hay un reclamo que invita a observar y recrearse. Es un espacio ecléctico y rico en el que «encuentras todo lo que te puedas imaginar», y no es solo una frase hecha.

La oferta que cobija sus paredes es enorme y lo es todavía más a través de su catálogo, porque es imposible aglutinar bajo techo tan amplia gama de artículos. Nada más entrar, el cliente encuentra una moderna silla transparente de policarbonato junto a unos suntuosos alzapaños que, además de para recoger cortinas de estilo versallesco, son en sí mismos elementos de decoración. Clasicismo y modernidad se fusionan en un metro cuadrado.

Mesas, estanterías y baúles dan soporte a ceniceros, marcos de fotos e innumerables objetos para la decoración del hogar al abrigo de docenas de alfombras y de lámparas. En Vilanova Peña caben desde una cama con mosquitera hasta las famosas sillas BKF en forma de mariposa diseñadas hace casi un siglo; mesas de estilo victoriano conviven con la chaise lounge que diseñaron Charles y Ray Eames para el director de cine Billy Wilder; se puede encontrar una lámpara Sputnik y otra en forma de arco que firma el prestigioso Castiglioni; un chéster como el que hizo famoso Risto Mejide en la televisión y un selecto diseño de Philippe Starck; un exclusivo cortachispas para colocar ante la chimenea o una cubitera tamaño XL; desde un delicado soporte para el caviar a un robusto y elegante armario de comedor hecho en madera de nogal español con marquetería de olivo, que pasa por ser la pieza más valiosa de la tienda: 20.000 euros.

«Son muebles con historia», señala el empresario, en los que hay arte y mucha cultura detrás, sobre todo cuando uno puede adentrarse en este universo con un guía como él. Le gusta incluir a Vilanova Peña en el club de los «concept store», a la par de tiendas de París o Milán, e insiste en que el futuro del sector pasa por la excelencia, la diferenciación y la experiencia sensorial que aporta la tienda física.

Mención aparte merece la colección Novavila, una marca nacida por y para la cultura del vino, que ofrece mikados, velas con aroma de albariño y hasta un alojamiento como el Novavila Design Wine Hotel, situado en el vecino municipio de Meis. En la tienda también se puede comprar el vino de la casa, y, por supuesto, todo tipo de accesorios para degustarlo: copas, sacacorchos y decantadores.

¿De dónde se surte y para quien vende Vilanova Peña? «Tenemos proveedores de todo el mundo, trabajamos con talleres artesanos, mueble industrial y con mueble de autor, editoras y diseñadores como Urquiola y Jaime Hayón, entre otros». Sin renunciar al cliente de toda la vida, al que llega por la puerta buscando ideas para amueblar su salón, la firma ha crecido ganándose la confianza de estudios de arquitectura y decoración, lo cual le ha permitido vestir numerosos espacios públicos y poner su sello en bodegas, casas rurales y hogares de famosos con producto made in Spain.

La fundadora: «Si las mujeres gobernasen todo iría mejor»

Vilanova Peña nació en 1969 del empeño del matrimonio formado por José Luis y Carmen, aunque fue ella la que llevó las riendas del negocio. Fue una emprendedora cuando nadie utilizaba esta palabra, y, lejos de lo que les ocurrió a otras mujeres, su condición femenina no fue un lastre, al contrario. «Yo fui muy respetada», dice. Si tenía que ir a una feria, cogía el avión e iba, y si era necesario codearse con gente importante en los despachos, se atrevía. Carmen tiene edad y experiencia suficientes para sentar cátedra, y no se priva: «Si las mujeres gobernasen todo iría mejor. Hay que tener poder, pero para apoyar lo bueno». Así que anima a las jóvenes -a sus tres nietas incluidas- a luchar por conseguir el puesto que se merecen a la sociedad y a trabajar para no depender de nadie.

Carmen García acaba de recibir el premio de la Asociación Intersectorial de Autónomos e Pequenas Empresas de Galicia (APE Galicia) y es testimonio vivo de la evolución del sector del mueble e interiorismo en Galicia y España. Hace tiempo que ha dejado el testigo a la segunda generación, que hoy representa su hijo José Luis, dando paso a una transición en la que la tradición ha sabido fusionarse con la modernidad; «fuimos pioneros en la venta on line hace quince años», dice el empresario, si bien mostrar el género en las distancias cortas sigue siendo su principal apuesta. La prudencia del buen vendedor se impone y no da nombres. Valga una foto colgada en la pared del entonces príncipe, hoy Rey de España, para hacerse una idea del prestigio y la historia de este negocio familiar.