
Jéssica Bouzas Maneiro está pendiente de conocer el alcance de su lesión en Maspalomas
29 ago 2021 . Actualizado a las 22:32 h.Ayer, tres días después, todavía sentía un fuerte dolor en la zona dañada. Pero Jéssica Bouzas Maneiro se decantaba por seguir siendo optimista sobre el alcance de la lesión que en la tarde del lunes la obligó a retirarse en el inicio de su partido de primera ronda del cuadro individual principal del Torneo Conde Jackson Maspalomas, el segundo W60 encadenado que jugaba en las pistas de tierra del club del mismo nombre en Gran Canaria. El hombro izquierdo de la vilagarciana se salió del sitio y ella misma tuvo el temple para recolocárselo en el momento.
«Yo corrí a por una dejada que me lanzó -la brasileña Gabriela Ce, su rival- y ella me la devolvió mandando la bola al fondo de la pista. Tuve que correr hacia atrás prácticamente desde la red y al deslizarme, me desequilibré, apoyé el brazo izquierdo en el suelo y mi cuerpo se fue hacia una dirección y mi hombro hacia la otra». Así recuerda Jéssica el origen de lo que, de momento, parece ser una luxación.
«Mi reacción fue ver que no estaba bien. Miré hacia abajo y vi el hombro prácticamente en el pecho y me lo coloqué yo sola. Eché el hombro hacia atrás y lo coloqué en el sitio en el momento». A sus 18 años lo hizo, relata, demostrando una extraordinaria capacidad de aprendizaje por observación: «Yo tengo problemas de hombro -en su etapa juvenil tuvo que operarse del derecho- y los fisios de la academia, cuando ven que ando como con chepa, me apoyan la palma de una mano y tiran del hombro para atrás».
En la pista del Club Conde Jackson de Maspalomas la vilagarciana sintió el primer motivo para la esperanza: «Lo bueno es que no se me salió del todo y me lo pude colocar yo sola. Si fuese una luxación fuerte no habría sido capaz». Hecho lo más difícil, «grité de dolor y empecé a llorar muchísimo», cuenta Jéssica.
La noche del mismo lunes cogió un vuelo de regreso a La Nucía (Alicante), donde trabaja con el cuerpo técnico de la Academia Tenis Ferrer. En la Clínica Benidorm se le diagnosticó el miércoles una luxación, pendiente de hacer en cuestión de días una resonancia que afine el dictamen y pueda descartar cualquier otra lesión, ósea o de tejidos. Hasta entonces, con el brazo en cabestrillo, Jéssica solo sabe que la próxima semana no podrá jugar el W25 de Vigo que tenía en agenda.