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Sin caramelos que lanzar a sus pequeños seguidores, los Reyes derrocharon saludos en Vilagarcía. También hubo desfiles en A Illa, O Grove, Ribadumia y Pontecesures
06 ene 2022 . Actualizado a las 09:29 h.Según la Real Academia Española, una cabalgata es un «desfile de jinetes, carrozas, bandas de música, danzantes, etcétera, que se organiza como festejo popular». Este miércoles, en Vilagarcía, hubo carrozas, hubo Reyes Magos y hubo, también, cortejos engalanados para la ocasión. Pero faltó la música y faltaron los caramelos. La pandemia le ha quitado un poco de dulzura a la noche del 5 de enero, aunque Melchor, Gaspar y Baltasar, que estaban ansiosos por reencontrarse con la rapazada arousana, suplieron los dulces voladores de otros años por mil sonrisas y mil saludos. «Otro beso», decía Lía, encantada tras comprobar que Baltasar le lanzaba uno por el aire. Se lo devolvía feliz: cuando el covid hizo acto de presencia era apenas un bebé y no guarda recuerdos de las cabalgatas de antes —en realidad, de hace solo dos años—, así que no cae en las odiosas comparaciones que los mayores establecemos incluso sin querer.
Echamos de menos la música. Echamos de menos los caramelos. Echamos de menos un desfile largo y animado, la multitud arremolinada en las calles, el paso lento de las comitivas reales, la llegada a Ravella, el paseo a pie por el parque, la recepción en el consistorio... Pero esto, de momento, es lo que nos puede ofrecer la nueva realidad. Y parece que a la rapazada más pequeña le vale: han visto a los Magos de Oriente y todos los paquetes que traen consigo. Incluso hubo quien recibió información privilegiada: el rey Melchor le recomendó a Zoe, otra pequeña vilagarciana, que dejase la puerta un poquito abierta para que les fuese más fácil entrar en su casa a dejar los presentes.
Igual que en Vilagarcía, hubo cabalgata en A Illa, O Grove, Ribadumia y Pontecesures, localidades todas ellas en las que decidieron extremar precauciones, acortar los tiempos (media hora duró la marcha en Vilagarcía) y pedir hasta la saciedad a los asistentes que hiciesen uso de la mascarilla y que intentasen mantener, en la medida de lo posible, las distancias. En la capital arousana, la megafonía de los coches de Emerxencias recordó toda la tarde las normas. Y a más de uno le trajo a la cabeza aquellos días del confinamiento en el que los mismos coches nos advertían de que no debíamos salir de casa.
La verdad es que el covid ha cambiado muchas cosas. Incluso las que no necesitaban ser cambiadas. Por variar, hasta ha variado algunas palabras. Quizás para intentar hacernos más digerible la nueva normalidad en la que parecemos atrapados, alguien inventó el concepto «cabalgata estática». Son estas una entelequia: la cabalgata es un desfile, es movimiento. Así que las cabalgatas estáticas son, en realidad, recepciones reales. De eso hubo ayer en concellos como Cambados, Vilanova, Meis o Meaño. Aunque con menos boato del acostumbrado, Melchor, Gaspar y Baltasar hicieron su magia por toda la comarca para alimentar esa llama de ilusión que alumbra la mirada de los más pequeños durante la Navidad.
Puede que a los adultos nos supiese a poco. Pero los adultos, el 5 y el 6 de enero, no somos los protagonistas. Lo que sí podemos hacer, si nos queda un poco de ánimo para ello, es pedir a los Magos que nos ayuden a salir de esta. Y dejar la puerta un poquito abierta.