Treinta años sin Doña Croqueta

Antonio Garrido Viñas
antonio garrido VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

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Simón Cabido popularizó en los 80 un personaje que había ideado en unos carnavales de Vilagarcía treinta años antes y que lo llevó a las televisiones acompañado de Juanito Navarro y su Don Ciruelo

14 jun 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

A Simón Cabido (Filipinas, 1931) le llegó tarde el éxito, pero le llegó por todo lo alto. Lo hizo con su caracterización como Doña Croqueta, una turista norteamericana que tenía como compañero de escenario a Don Ciruelo, personaje interpretado por Juanito Navarro. Doña Croqueta salió de la imaginación de Cabido durante unos carnavales de Vilagarcía del año 57 del siglo pasado, nada menos, y ahí estuvo, quizás no en el baúl de los recuerdos, pero casi, hasta que a finales de los 70 lo recuperó felizmente. Ambos realizaron una gira por toda España con un espectáculo en el que el doble sentido de las palabras era parte fundamental y divertía al personal. Cuenta la leyenda, por cierto, que en aquellos carnavales vilagarcianos ganó el primer premio.

El gran salto llegó en el programa de TVE 625 líneas. Un escaparate con el que se metieron en los domicilios de toda España, puesto que cabe recordar que entonces, en 1980, era la única oferta que había en la pequeña pantalla. Era una de los programas de moda, con humoristas que en aquellos años triunfaban de manera incontestable como Tip y Coll, Beatriz Carvajal o Andrés Pajares, y con un horario perfecto, puesto que se emitía en las tardes de los domingos.

Allí fue donde Doña Croqueta se coló en el imaginario popular y donde comenzó su éxito indiscutible. Actuaciones por todos lados y también pregones, como el que dio en su ciudad de adopción, Vilagarcía, en los carnavales de 1988. Mantenía el estilo Simón Cabido y, según cuentan las crónicas, rebautizó al alcalde de entonces, Rivera Mallo, como «señor orilla mes de las flores». Así era el humor de Cabido, ocurrente y, a veces, con un ligero tono picante, que tenía mucho éxito en aquellos 80.

De su imaginación desbordante salió la decoración de uno de los locales de copas más especiales de entre los que hayan abierto en Vilagarcía, La casa de la Popi. De aquellas paredes colgaban minúsculas sillas de colores chillones, muñecas desnudas, una araña con las patas hechas de fichas de dominó, un muñeco espantapájaros que sacudía con un rodillo de amasar a quienes iban al baño o un grifo del que, en lugar de una gota de agua, salía una bombilla. Todo un mundo en un pequeño local cercano a la plaza de O Castro, al que había que llegar a través de un callejón y que fue histórico en esos 80 vilagarcianos tan peculiares.

Tras aquellos felices 80, la aparición de los canales de televisión privado le dio otra oportunidad a la pareja que formaban Navarro y Cabido. En abril de 1990 entraron en la nómina de Tele 5 para presentar primero el programa Entre platos anda el juego y más tarde Tuttifruti. No tuvo mucho tiempo Simón para disfrutar de esa segunda oportunidad. Un cáncer de piel lo devoró en poco tiempo. En enero de 1992 se desplazó a Ecuador y en el mes de mayo fallecía. Por expreso deseo suyo, según se informaba en la noticia que publicó La Voz, fue enterrado en Bilbao.

Simón Cabido murió en 1992 y su compañero de escenario, con el que tuvo ciertos desencuentros como buena pareja —aunque fuera artística— que se precie, falleció en el año 2011 y con una última trayectoria en la que llegó a pelear en varias ocasiones por ser presidente del Real Madrid. Terminó plegándose Juanito Navarro ante el poderío de Florentino Pérez, al que llegó a apoyar cuando ya vio que no había más solución.

Cabido, que había tenido su primer momento de popularidad en el programa Objetivo Indiscreto, pasó sin embargo, a la historia del humor español como Doña Croqueta, o Doña Cocleta como en teoría se llamaba pero al que el personaje de Juanito Navarro le cambió el nombre. Y viceversa, porque él era Don Cirilo y lo rebautizó la turista americana como Don Ciruelo. Lo hizo vestido de mujer en un momento en el que eso no era nada habitual y sin caer en el chiste fácil. A base de confundir en sus juegos de palabras «school» por «es culo» o «Salamanca» por «La manca salá» hizo reír. Incluso llegaron a aparecer Navarro y Cabido en alguna cinta con canciones para niños, según recuerda el blog La ficha rosa del trivial.