La «arribada» celebrada ayer en O Grove pretende servir de punta de lanza para poner en valor la cultura etnográfica de este enclave
28 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.La estampa de ayer en A Barrosa era espectacular incluso entre la niebla. Recordaba a los años sesenta, cuando en la sus aguas fondeaban multitud de embarcaciones tradicionales de la zona de
San Vicente do Mar, O Grove e incluso de otros puertos de las rías de Arousa e de Pontevedra. De aquí partían hacia otros lugares las mujeres a vender pescado, mientras los marineros soltaban las nasas en las inmediaciones de San Vicente. Una imagen que el Náutico de San Vicente pretende rescatar para poner en valor la cultura etnográfica del municipio, con ayuda, por supuesto de la Asociación de Amigos da Dorna Meca, que trasladaron sus embarcaciones hacia la playa.
La Irmandiña, la Meca, Rubiasa, Rakú, Laxe de Boibas o la Fanequeira formaron parte de esta expedición que Miguel De la Cierva, propietario del Náutico, ha bautizado como Arribada na Barrosa, que alcanza su tercera edición y que está destinada a seguir creciendo, pues la idea de Miguel es ir adquiriendo cada año una dorna que resida permanentemente en la zona.
El año pasado fue la Jenny y esta vez «puede que mandemos construir una, estaría bien» , comentaba. Así que puede que A Barrosa vuelva a mostrar una imagen como las de antes «romántica y pictórica», dice De la Cierva, cuando el Náutico no era una sala de conciertos, sino una fábrica de salazón. Ese es el motivo por el que nació la Arribada, visibilizar la navegación tradicional y ofrecer a los visitantes de A Barrosa una experiencia única, como la que vivieron ayer los músicos que tocaban en la sala.