El eslogan «Cidade de Arousa» esconde un complejo y una aspiración a algo que ya tenemos
22 ene 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Acaba enero y vuelve Fitur. ¿Pero qué es Fitur? Pues nada más y nada menos que una feria de turismo para que las empresas de publicidad inventen sin parar frases ocurrentes y eslóganes intensos que sirven, fundamentalmente, para informar a los vecinos de que su pueblo es precioso: durante la pasada semana, los medios de comunicación locales de toda España se han llenado de mensajes para anunciar a los de Rianxo, Ceuta y Sestao que viven en un sitio estupendo, algo que ellos ya sabían, pero, por si acaso, llega Fitur y se lo recuerda.
El secreto del turismo es el cuento que le eches. ¿Por qué no hay cola para ver los petroglifos de Bamio mientras en el Reino Unido o Francia hay colas para ver una piedra con una hendidura y cobran entrada por ello? Pues porque aquí no le echamos cuento ni tenemos opciones claras. España, por ejemplo, hace tiempo que apostó por una imagen y por un emblema y acertó: el sol. Punto. De esa idea fuerza no se separa jamás. Puede completarla con el Spain is different, el Sonríe, estás en España o el Más de lo que te imaginas, un eslogan este último que ya ha sido utilizado por ocho países. Pero la base de todo es el sol y esa apuesta nos ha convertido en un destino imbatible.
La felicidad como tema
Hay un tema predominante en la literatura Fitur: la felicidad. Fiyi: Donde la felicidad te encuentra, Dinamarca: El lugar más feliz de la tierra, Bután: La felicidad es un lugar... Antes, esas frases eran más de la luna trasera del coche que de Fitur. La que más me gustaba era una que llevaban los coches en la ciudad donde estudié el bachillerato, en Zamora. Contenía un eslogan que no ha sido superado en ninguna Fitur. Rezaba así: Yo, tranquilo, veraneo en Zamora. Era el zen antes del zen, el mindfulness antes de que se inventara, la pureza espiritual y el antiestrés en estado de gracia: veranear en Zamora. Anunciar en tu automóvil que veraneabas en Zamora era como pegar en el salpicadero a San Cristóbal, un santo que nunca existió, para que nos protegiera.
Pasear por Fitur es volverse loco porque todo el mundo presume de buitres y de anátidas, todas las regiones ofertan sus rutas del vino, sus cascadas de agua pura, sus playas paradisíacas, sus ciudades paseables, unos miradores que quitan el hipo y una gastronomía auténtica. En los pabellones regionales y provinciales, se celebra una media de veinte presentaciones y actividades cada día y en esta edición, en el estand de Turespaña, Vilagarcía expone su nueva estrategia turística, basada en la frase fuerza: A cidade de Arousa.
El pabellón gallego
Para entretenimiento de los nativos, que siempre que llega esto de Fitur esperamos algún desencuentro y alguna disputa, este año tenemos movida porque Vilagarcía pidió presentar su oferta en el pabellón gallego y allí les dijeron que solo aceptaban comarcas, diputaciones y geodestinos. Como no somos nada de eso, Vilagarcía busco amparo en el pabellón de Turespaña, que es un organismo más cercano al Gobierno y, por tanto, más cercano a las tesis políticas del equipo municipal de Vilagarcía.
Vilagarcía es lo que es, no ha cambiado del año pasado a este. La cuestión es cómo se envuelve y se presenta el paquete de atractivos para que den ganas de abrirlo. En este Fitur, en el envoltorio del paquete seremos Cortegada y también seremos un jardín de excelencia, la ría más productiva del mundo, una oferta cultural rica y diaria, un origen del Caminos, dos aeropuertos a menos de una hora y tren directo con Madrid, que, bien mirado, es lo verdaderamente trascendente y novedoso.
Lo de Cidade de Arousa ya nos lo habíamos inventado el fotógrafo Vítor Mejuto y un servidor hace un cuarto de siglo, cuando salíamos al balcón de la delegación de La Voz y pedíamos silencio para escuchar cómo Vilagarcía de Arousa se estaba convirtiendo en ciudad. Ahora, esa conversión se ha convertido en eslogan patentado. Nosotros lo hubiéramos regalado gratis, pero nos adelantamos a los tiempos y entonces, la verdad, las concejalías de Turismo eran tercera división y se le daban al concejal más simpático, que de presupuesto tenía eso: su simpatía.
Cómo lo estamos haciendo
Hoy, el turismo se ha convertido en una fuerza económica tan poderosa que ha bastado un pequeño bajón para que Andalucía y Canarias hayan descendido a los dos últimos lugares de la lista de regiones españolas por su renta per capita. ¿Pero lo estamos haciendo bien en Vilagarcía? Ocurrencias aparte, al menos no estamos metiendo mucho la pata. Jordi de San Eugenio Vela es doctor en Comunicación, profesor en la Universidad de Vich y experto en marcas y territorios. Señala el doctor San Eugenio dos errores a la hora de intentar fomentar el turismo en un territorio. Uno es el de querer ser como. Este profesor sostiene que las copias son fatales. Es decir, no somos como Brighton ni como Sanxenxo: somos Vilagarcía. Otro error es invertir en crear marcas y logotipos en lugar de crear un modelo de territorio. Ya tenemos un modelo: esa ciudad llana, paseable, sin coches, pedaleable, con mar, cultura y gastronomía. El eslogan Cidade de Arousa no sirve: esconde una aspiración y un complejo cuando ya somos una realidad.