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Vivir de alquiler en uno de los polos turísticos de las Rías Baixas, misión imposible

leticia castro O GROVE / LA VOZ

AROUSA

MONICA IRAGO

O Grove cuenta con un parque de 7.608 domicilios, pero los arrendamientos de carácter anual escasean y la demanda crece, lo que ha disparado los precios

17 may 2023 . Actualizado a las 18:08 h.

Encontrar piso o casa de alquiler anual en O Grove se ha vuelto un problema. Lo es porque la demanda ha crecido en los últimos años y porque los precios se han multiplicado, pero también porque el número de viviendas de uso turístico ha crecido. La localidad contaba al cierre de 2021 con 7.608 viviendas, según los datos extraídos de la web del Concello, procedentes del Ministerio de Economía y Hacienda. De ellas, 564 son viviendas de uso turístico, que suelen estar vacías en temporada baja, y que suponen 3.013 plazas de alojamiento.

El de la vivienda de uso turístico es un modelo de negocio rentable, quizá por eso las transacciones inmobiliarias han aumentado de manera considerable. O Grove registraba en 2017 un total de 90 operaciones de compraventa, una cantidad que se ha ido incrementando, hasta cerrar en el 2022 con 139, entre vivienda nueva y de segunda mano.

Lo cierto es que una parte de esas compras se conciben desde ya como negocio. Ofrecer alojamiento a los turistas es la mejor manera o bien de afrontar los gastos derivados de las subida de las hipotecas, o de contar con un dinero extra para vivir cómodamente, «aunque no siempre es tan rentable como parece», comenta un propietario que lleva años alquilando sus inmuebles de manera anual. «Al final, si haces números, la cantidad que percibes es similar, y es mejor tener un piso que esté habitado, que no uno que lo mantengas cerrado más de seis meses, ya que es más fácil que dejen de funcionar las cosas por no usarlas», añade.

Bum del alquiler vacacional

Por desgracia, esa no es la manera de pensar que más abunda. Desde la pandemia, los propietarios que se acercan a las inmobiliarias locales lo hacen para que les gestionen alquileres vacacionales, tal y como confiesan varias de ellas. «Ahí ven una posibilidad de negocio, y lo es porque en julio y agosto aquí está todo lleno», explican. Esa es la razón de que los pisos que aparecen a cuentagotas duren, en ocasiones, solo cinco minutos. «Es publicarlo y recibir un montón de llamadas, y como no hay, pues no pasan del mismo día», comenta una trabajadora del sector.

Al parecer, la tónica más habitual es que aparezca un inmueble cada dos o tres meses. Y la alta demanda junto a la escasez han hecho que el precio se haya disparado a unas cifras que se comen la mitad del sueldo base. Un piso de dos habitaciones, salón, cocina y baño, ronda los 400 euros, por menos dinero no hay nada disponible. A eso habría que sumar gastos de comunidad, si la hubiese, y de luz y agua.

«Es desesperante», cuenta Pablo que busca un inmueble para vivir y trabajar en la localidad, sin importarle demasiado la ubicación de la futura casa. «Llevo tiempo buscando algo que me permita mantenerme, pero es difícil», se lamenta.

Los inmuebles se venden a buena velocidad, «a veces no duran ni una semana», explica Pedro desde una inmobiliaria en el centro. Si uno hace una consulta rápida en varias plataformas online, hay más parque de vivienda en venta que de alquiler para todo el año y eso se está convirtiendo en un problema habitacional importante para un municipio tan pequeño como el meco. Sobre todo para los más jóvenes, pero también para los que tras un largo tiempo en la misma casa vuelven de nuevo al punto de partida, y por necesidades de los propietarios tienen que retomar la búsqueda. «Tras una década pagando menos de 300 euros, ahora toca buscar de nuevo y gastando más, y está complicado», cuenta una inquilina. 

Todo apunta a que en este déficit habitacional ha tenido mucho que ver la preferencia por el destino de los turistas, que han crecido de manera exponencial en los últimos diez años. Una cuestión que genera un flujo económico importante para la localidad pero que trae consigo otros problemas, que deberían ser regulados por las administraciones.