Enfermo de leucemia, con cuarenta años y dos hijos pequeños, hace un llamamiento a la donación de médula
AROUSA
Ángel, vecino de Meis, descubrió hace dos meses que tenía un ganglio inflamado y todo se complicó. «Una simple prueba de saliva y un pinchazo pueden salvar vidas», explica
23 abr 2023 . Actualizado a las 20:09 h.A Ángel Lodeiro Piñeiro la vida se le complicó cuando menos lo esperaba. Una revisión médica periódica, asociada a su puesto de trabajo, detectó que padecía una ligera anemia. «Me recetaron un tratamiento a base de hierro, y no le di más importancia», reconoce. Quien lo puso sobre alerta fue una fisioterapeuta a la que suele acudir. «En una sesión, al manipularme el cuello, notamos que tenía los ganglios inflamados». Por lo demás, Ángel no mostraba ningún síntoma. Nada de manchas escarlata que pudiesen revelar algún problema de plaquetas en sangre. Sin embargo, el asunto del ganglio lo condujo al servicio de Urgencias. El 10 de febrero llegó el diagnóstico: leucemia mieloide aguda y una hospitalización que duró 27 días. Ahora, con quimioterapia en pastillas y de vuelta en casa, quiere hacer un llamamiento a la donación de médula ósea para su trasplante, como método para combatir males como el que él padece, el linfoma o el mieloma.
La suya no es una llamada egoísta, o, si lo es, únicamente en un sentido positivo y solidario: «No se trata de que me donen a mí, sino de que se incrementen las donaciones de médula en general, porque cuanta más disponibilidad exista más oportunidades de curación tendremos los enfermos; y yo entre ellos, claro». A sus cuarenta años, Ángel vive en Meis, en el corazón de la comarca de O Salnés, y tiene dos hijos pequeños; una niña de diez años y un niño de tres. Es habitual que se busquen potenciales donantes entre los familiares más cercanos. Sin embargo, el grado de compatibilidad, en su caso, es únicamente del 50 %, «cuando lo que nos dicen es que el nivel óptimo se da a partir del 90 %». Así que ha sido incluido en un programa de trasplantes. Toca esperar y seguir con la quimio. «De todas formas, aunque continúo de baja, en casa puedo hacer vida prácticamente normal y disfrutar de estos dos pequeñajos», sonríe, refiriéndose a los chavales.
Pese a su reputación aparatosa, la extracción de médula, apunta Ángel, «suena más tremenda de lo que es». Una simple prueba de saliva o sangre para confirmar que uno está en condiciones de donar y un pinchazo, subraya, «pueden salvar vidas como la mía». Siempre que no se padezca una enfermedad susceptible de ser transmitida al receptor o complicarse a raíz del proceso, cualquier persona sana entre los 18 y los 60 años es susceptible de ser donante de médula. «Saber si puedes hacerlo es sencillo, basta con acudir a un hospital —en el caso de Meis y el área de O Salnés, el centro de referencia sería el Hospital Provincial de Pontevedra— o ponerse en contacto con la fundación Josep Carreras, contra la leucemia a la que se puede enviar una muestra de saliva». A partir de ahí, la decisión es de cada uno.