La fotógrafa arousana que triunfa en Europa con sus fotos de recién nacidos

Rosa Estévez
rosa estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

MONICA IRAGO

Varias fotos de Nuria Atanes han sido premiadas en el Shine Photo Award; ella se ha convertido, con trabajo y talento, en una creadora de tiernos recuerdos

28 oct 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

El estudio fotográfico de Nuria Atanes no es nada convencional. Ni está en el centro de Vilagarcía, ni tiene grandes cristaleras: todo lo contrario. Situado en una tranquila calle de la capital arousana, pasaría desapercibido si cubriendo uno de sus ventanales no hubiese un retrato de un bebé plácidamente dormido. Al otro lado de la puerta, Nuria atiende a su clientela solo con cita previa. Lo hace en un espacio cálido que presagia que, detrás de las paredes, aún hay mucho que ver. No nos equivocamos. Nuria Atanes, fotógrafa especializada en retratar a recién nacidos, ha creado un pequeño mundo apartado de las miradas indiscretas. Un rincón en el que tiene todo lo necesario para tomar las más hermosas fotos de criaturas que tienen entre ocho y diez días de vida. Cinco de sus imágenes acaban de ser galardonadas en el Shine Photo Award, un certamen internacional que, si bien no tiene dotación económica, sí ha servido para inyectar optimismo a su autora: «A veces es bueno que alguien te diga que lo estás haciendo bien».

A Nuria no le gusta vestir su vida de lo que no es. Lo suyo con la fotografía, por ejemplo, no fue un amor a primera vista. «Había hecho el Bachillerato Artístico y cuando tuve que elegir pensé en que la foto me podía gustar». Y se adentró en ese camino, pero sin cerrarse horizontes: estudió Comunicación Audiovisual y Dirección de Arte. Todo lo que aprendió la ayudó —y mucho— cuando decidió montar su primer taller de fotografía. «Estaba en O Grove, era mucho más pequeño que el que tengo ahora», cuenta. Las mismas circunstancias personales que la habían empujado a abrir en la península meca, donde se sintió muy bien acogida, la llevaron hace dos años a trasladarse a Vilagarcía. La ciudad, dice, está muy bien comunicada, y eso permite que a su estudio lleguen buscando su objetivo familias procedentes de A Coruña, Santiago, Vigo, Pontevedra... A fin de cuentas, Nuria Atanes se ha hecho un nombre en el mundo de la fotografía de recién nacidos, y no es casualidad.

«Cuando decidí que me iba a especializar en esto, supe que tenía que formarme», explica. Y la formación, ya ha quedado claro, es algo que Atanes se toma muy en serio. Hizo cursos con profesionales que llevaban tiempo trabajando con bebés, hizo talleres de lactancia, sesiones con matronas... Así aprendió trucos de cuidado que comparte encantada con madres y padres novatos, que se sorprenden al ver la capacidad con la que la fotógrafa envuelve a su bebé con una mantita, en una postura que lo relaja «porque le recuerda a cuando estaba en la barriga de su madre».

Consciente de que trata con criaturas muy frágiles, Nuria tiene claro que sus fotos deben buscar siempre la belleza estética, pero «teniendo en cuenta y respetando las necesidades del bebé». Solo así, teniendo claras las prioridades y dedicando a cada familia el tiempo que esta necesita, se consiguen imágenes como las reconocidas por el Shine Photo Award. Son imágenes cuidadas hasta el extremo, llenas de secretos y sabidurías profesionales que Atanes quiere reivindicar en los tiempos en los que todo el mundo, con un móvil, cree que puede hacer grandes fotografías. Son, además, recuerdos. «Hoy las familias tienen muchas fotos de sus hijos, pero ninguna en papel», señala, y confiesa que se siente orgullosa de ser una «creadora de recuerdos»: más allá de la fotografía de bebés, trabaja en todo el espectro de la fotografía familiar.

Además del tiempo y de la paciencia, para hacer su trabajo, Nuria Atanes necesita también muchas otras cosas que pueden parecer prosaicas, pero que se evidencian imprescindibles: en su estudio tiene un amplia colección de mantas y ropa infantil, varios asientos especiales llegados desde distintos países europeos para colocar a sus pequeñísimos modelos, focos, pantallas...

La atmósfera cálida y dulce en la que discurren las sesiones con los bebés pueden hacer olvidar la dura realidad que sigue adelante fuera del estudio. Y es que Atanes no quiere «vender cosas que no son». «Trabajo mucho, no tengo queja, pero me comen los gastos», señala. Como no es una persona que se deje arrastrar por la corriente, y menos si es una corriente de desolación, esta joven catoirense no para de buscar alternativas para lograr que su estudio siga siendo el negocio de su vida. Desde hace tiempo está dándole vueltas a una subida de precios que no le hace demasiada gracia. «No me queda otro remedio», señala con un gesto compungido.

Como está convencida de que el trabajo fotográfico debe reivindicarse, Atanes no descarta introducirse por caminos mil veces transitados por los estudios y tiendas de fotografía al uso. Pone como ejemplo las fotos de carné. «Mucha gente me pregunta si las hago, y estoy pensando en abrir un día la agenda para este tipo de trabajos. Es muy difícil encontrar un sitio en el que se paren para hacerte una foto de carné bien hecha», señala esta mujer, que sabe que el tiempo es un ingrediente fundamental en cualquier retrato.