La presidenta de la Asociación Galega de Empresas Musicais, Patricia Hermida, augura otro verano festivalero: «Levamos dez anos dicindo que vai estoupar e non estoupa»
03 dic 2023 . Actualizado a las 05:00 h.De la industria musical, Patricia Hermida lo conoce casi todo. No es de extrañar teniendo en cuenta su trayectoria. Se estrenó a los quince años actuando con el grupo musical Ávalon en Vigo, a los 23 empezó su carrera como productora ejecutiva y mánager y a los 41, en febrero de 2022, se convirtió en la presidenta de la Asociación Galega de Empresas Musicais (AGEM). Se lanzó a esta aventura porque está convencida de que hay que «dignificar» la industria, y en la industria hay mucho más que artistas. Ellos son la punta de lanza, «o axente primixenio da cadea», apunta Patricia, pero para que los músicos, cantantes y bailarines brillen hace falta un ejército para montar los escenarios y las vallas en los conciertos, técnicos de luz y sonido y de riesgos laborales, cajeros, proveedores, productores, representantes...
Para todos ellos se produjo el pasado miércoles una gran noticia. Ese día se dio luz verde al cuarto Convenio colectivo de eventos, servizos e producións culturais de Galicia y Patricia lo celebró desayunando y con el teléfono echando humo. El documento afianza un derecho ya reconocido, una jornada laboral de un máximo de nueve horas, que no siempre se cumple, y arroja luz sobre muchos aspectos que estaban confusos en unas profesiones muy ligadas a la temporalidad, explica.
El gallego es el único convenio del sector que hay en España y esto es un motivo para estar orgullosos, comenta Patricia. En AGEM lo están, pero todavía hay mucho trabajo por hacer. Su próximo reto es, junto a su compañero de directiva Ángel Dieste, retomar el Manual de boas prácticas para a música en vivo, una especie de decálogo con el que combatir, de paso, el intrusismo que tanto afecta a esta industria: «A xente cre que é moi fácil organizar un concerto, pero hai moitas normas que cumprir». Por eso Patricia se revuelve cuando sale a relucir el fenómeno de la verbenas, donde muchas veces no se vigilan ni los aforos ni la seguridad frente a las exigencias a que se enfrenta un programador de conciertos. Y está bien que las haya, apostilla, pero considera que si hay café debe ser para todos y echa de menos un mayor compromiso de los concellos a la hora de velar por el cumplimiento de la ley en las fiestas populares.
Las macroverbenas se han convertido en citas multitudinarias, aunque no le quedan a la zaga los festivales, que están viviendo una época dorada. ¿Se ha tocado techo?, preguntamos. «Levamos dez anos dicindo que vai estoupar e non estoupa. En Galicia estanse formulando festivais con sentido, diferenciando e poñendo en valor a música de Galicia. É preocupante que se asocie a industria da música co turismo, pero todos os festivais do 2022 van repetir, así que tan mal non se fai», señala la presidenta de AGEM. En todo caso le preocupa «o baleiro do resto do ano» por eso apela, empezando por la propia profesión, a la imaginación y al riesgo en busca de fórmulas para que la música en directo suene también en invierno. Es fundamental «fomentar a rama do talento» porque, de lo contrario, se corre el peligro de dormirse en los laureles y fiarlo todo a los patrocinios privados y públicos que, en tiempos de crisis, pueden desaparecer, alerta Hermida.
Con 27 años de experiencia y con festivales como Revenidas, Son Rías Baixas, Port América o Son do Camiño a sus espaldas, AGEM es una voz autorizada para hablar del futuro inmediato. El verano de 2024 se presenta tan festivalero como el del 2023 y más complicado, si cabe, desde el punto de vista de la producción porque los «caches están por las nubes». Los grupos, al rebufo de las bandas internacionales, cobran cada vez más y esa espiral no beneficia a la industria porque obliga a recortar los márgenes de beneficio, explica la presidenta.
Patricia Hermida está ya enfrascada en la nueva temporada atendiendo sus responsabilidades en la asociación y a sus clientes —Heredeiros da Crus, Susana Seivane, Terbulatina y Agoraphobia son algunos de ellos— a los que acompaña en el largo proceso que va de la producción de un disco al directo sobre los escenarios. «A produción executiva é o máis ingrato, os e mánager e os produtores somos invisibles».
Pero Patricia siempre trata de ver el lado bueno de las cosas y hasta saca algo apositivo del agobio que supuso organizar aquel primer festival que hubo en pandemia en Galicia, en junio de 2022 en A Estrada. Lo que no perdona es el feo que le hizo el año pasado Nicky Jam en Cambados. Después de vérselas y deseárselas para prepararle el camerino con todo lujo de detalles, el cantante se pasó los preliminares del concierto en el backstage apoyado en un váter químico de quita y pon. Aquello fue una anécdota. Lo peor en su carrera ocurrió también ese año en la Festa do Albariño, cuando en el concierto de Morad se desató el pánico por unos supuestos pinchazos entre el público en aquella fiebre por la sumisión química que también llegó a Fefiñáns. A la hora de elegir los mejores momentos, además de aquellos locos años en Ávalon, se queda con el triunfo de Agoraphobia en el Mad Cool de Madrid y la felicitación de Diana Kroll tras un concierto en A Coruña. Un momentazo, recuerda.