Tras su reciente paso por el Benidorm Fest, la pontevedresa actúa el domingo en el ciclo Achégate ao Salón, en Vilagarcía
07 mar 2024 . Actualizado a las 21:03 h.Está siendo la de Yoly Saa (Pontevedra, 1992) en la música, una trayectoria a la vieja usanza. Afianzando cada paso antes de dar el siguiente. Su periplo es de guion: vídeo con un cover que triunfa en Youtube, poner rumbo a Madrid, tocar en el Metro, ganar un concurso, grabar colaboraciones, publicar el primer disco, girar, participar en un programa de TV (Dúos increíbles) y, lo último, por el momento, llegar al Benidorm Fest. El domingo, en Vilagarcía, será la protagonista del concierto del ciclo Achégate ao Salón.
—De mediodía y con el público sentado. Da la sensación de que es un formato que encaja muy bien con tu propuesta.
—Sí, por eso voy sola y en acústico. Al final, es mi esencia. Mis canciones nacieron en la intimidad de mi habitación, con una guitarra.
—Tus canciones ejercen en ti un poder casi terapéutico, ¿también lo ejercen los conciertos?
—Sí, por supuesto. A mí la música me ha salvado la vida a todos los niveles. Yo he pasado por una época de períodos depresivos y de estar muy, muy triste, y lo que me hacía mantenerme en pie era estar haciendo una gira. Era duro pero ahí encontraba una razón. Cada vez que me subo a un escenario, me reafirmo en que este es el camino. Por muchos altibajos que tenga y aunque a veces resulte un poco desalentador.
—Escuchándote se nota que estás en un momento mucho más vitalista. ¿Las futuras canciones ya no van a ser tan de bajona?
—(Se ríe) No lo sé. Lo que sí sé es que por fin dejó de esconderme tanto en el amor y en el desamor y me voy a centrar más en mí misma. En mis inseguridades, en la necesidad de validación que tenemos en el mundo de la música, en lo difícil que es pasar por un episodio depresivo y que tu círculo te entienda... Cosas más profundas que hasta ahora me era imposible verbalizar. Sí que es verdad que a nivel instrumental voy a estar en otros registros pero las letras van a seguir igual de densas. Es que la cabra tira al monte.
—Hablas de nuevos registros y, de hecho, la canción que llevaste al Benidorm Fest, «No se me olvida», ya tenía un punto como más folki. ¿Irán por ahí las sonoridades del segundo disco?
—El segundo disco irá por muchos sitios. Irá desde las producciones vocales más locas, en la línea Bon Iver o canciones pop hasta la experimentación sonora y cosas electrónicas. Ese punto épico de No se me olvida me apetecía explorarlo, porque yo también tengo una raíz gallega muy marcada. Pero en el disco creo que se van a notar todas las influencias que a mí me han inundado a lo largo de mi vida.
—La semana que viene publicas un nuevo tema, adelanto de ese segundo disco.
—Sí, se publica el día 14. Todavía no he dicho ni como se titula, pero creo que va a sorprender. Se sale un poquito de lo que yo venía haciendo, sobre todo a nivel de producción.
—¿Tendremos la ocasión de escucharlo en Vilagarcía?
—Puede ser, me lo estoy pensando. Yo soy mucho del momento. Si el momento me lo pide, la toco y ya está. Diré no la grabéis ni la subáis, pero la toco. Es algo que probablemente pueda pasar.
—Con la perspectiva de este mes y medio que ha pasado desde el Benidorm Fest, ¿cómo valoras la experiencia?
—A nivel profesional ha sido muy positiva. He salido completamente de mi zona de confort, que era algo que me apetecía probar. De hecho, me ha servido para decir «vale, a lo mejor esto se me hace demasiado grande todavía». Porque supone una exposición brutal y tengo que pensar también en cómo me sienta a nivel personal. Para mí fue muy abrumador. Tanta presión no sé si la quiero. Quizá de momento necesito cosas más livianas. Pero estoy muy contenta porque he hecho muchas cosas de las que no me creía capaz. Eso es muy importante para poder dar los siguientes pasos.
—Ir al Benidorm Fest supone una inmersión brutal en la realidad de la industria musical. De lo que viste o descubriste allí, ¿qué fue lo que menos te gustó?
—El sentir esa presión desmedida. Yo pensaba que al no ser una de las favoritas no iba a sentir la presión y podía jugar a dar la sorpresa. Pero conforme se iba acercando la fecha... Hostia, es que el día antes de cantar me dio un ataque de ansiedad muy heavy. Y hacía más de un año que no me daban. Fue entonces cuando pensé «igual a nivel mental, esto no me compensa». Porque yo decidí ir porque me encontraba mentalmente fuerte. Pero una cosa es verlo desde el salón de tu casa y otra estar allí. Ese descontrol emocional fue lo que menos me gustó.
—¿Qué te pareció la polémica que se generó con la canción de «Zorra»?
—Yo dije desde el primer momento que a mí me encantaría que ganase Zorra, porque creo que es un debate que era necesario ponerlo encima de la mesa. Además, es que en este país parece que se pone en duda si las mujeres estamos capacitadas para poder estar encima de los escenarios a partir de los 40. Luego vienen viejas glorias masculinas del rock con 80 años y «joder, menudo campeón por estar ahí». Y nosotras, parece que con 40 desaparecemos. Entonces que una tía como Mery se suba ahí, resituando la palabra zorra en otro lugar, me parece que es importante y que tiene sentido.
—¿Vas a ver el festival de Eurovisión o esa carpeta ya está cerrada?
—Sí, sí, claro que lo voy a ver. Incluso estamos hablando entre muchos de los que participamos en el Benidorm Fest para irnos juntos a una casa rural a verlo. Hemos hecho una piña increíble. Me he topado con gente majísima.
—Vives en Madrid desde hace años. ¿No sientes morriña?
—Tengo muchísima morriña. Echo de menos Galicia todo el rato y voy a casa siempre que me puedo escapar. Para ver el mar, ver a mi sobrino, a mi familia. Pero de momento, siento que lo que me toca es estar en Madrid.