«Estoy hasta arriba de pastillas y no hay forma de que me adelanten la resonancia que necesito»

Serxio González Souto
serxio gonzález VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

ADRIÁN BAÚLDE

Apoyada por su traumatólogo, una mujer de Vilagarcía trata de fijar desde agosto la cita de la última prueba que le falta para poder ser operada de escoliosis de adulto

21 may 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

La escoliosis del adulto consiste, básicamente, en la deformidad progresiva de una columna vertebral que inicialmente estaba recta, cuya degeneración se debe al proceso de envejecimiento o a alguna afección que la desencadene. Acostumbra a producir dolores intensos en la zona lumbar, que pueden extenderse a las piernas. En los casos más graves, impide el levantamiento de pesos, dificulta extraordinariamente el descanso e incluso llega a afectar a la capacidad respiratoria. Corregirla requiere una intervención quirúrgica compleja. «En realidad son dos operaciones en un mes para fijar la columna, alinear todos los elementos de la espalda y recolocar las caderas», explica Iria, una paciente de Vilagarcía que, con 55 años, espera desde agosto que el Servizo Galego de Saúde (Sergas) adelante la realización de la última prueba que le falta para poder pasar por quirófano.

La mujer se mueve entre dos áreas sanitarias: Pontevedra y O Salnés, que le corresponde como habitante de la capital arousana, y Compostela, donde se practican las intervenciones para poner remedio a la escoliosis. En el Hospital Clínico Universitario de Santiago (CHUS), concretamente, donde tiene asignado al traumatólogo que se encargará de operarla.

Como en cualquier otra actuación de este tipo, Iria necesita someterse previamente a una serie de pruebas. «Entre el Provincial de Pontevedra y el propio CHUS las tengo todas ya menos una», explica. Se trata de una resonancia con sedación que debe llevarse a cabo en el Hospital de Montecelo, en Pontevedra. La paciente arousana solicitó la cita en agosto y el plazo que le dieron resulta excesivamente largo: doce meses. Es decir, no sería sometida a la resonancia hasta agosto de este año. «No es que sea yo la que vea que es demasiado tiempo, es que mi traumatólogo ha insistido en que se trata de un asunto preferente y le ha dado esa categoría. Pero ni por esas. Estoy hasta arriba de pastillas y no hay forma de que adelanten la resonancia que necesito».

Iria explica que ha seguido todos los pasos que la Administración arbitra para que cualquier paciente plantee una reclamación al sistema. Se ha dirigido por escrito dos veces al Sergas, a través de sendas instancias que presentó en persona en el propio hospital, en septiembre y en diciembre. Ha escrito, también, un correo electrónico dirigido al departamento de Atención al Paciente. «Y la contestación no puede ser más sorprendente, ya que me explican los pasos que tengo que dar para presentar una petición; unos pasos que yo ya he dado, y además se lo hago saber».

Personal y equipación

Por el momento, las únicas respuestas concretas que ha recibido se deben a dos llamadas telefónicas que realizó a Montecelo. En una de ellas le aseguraron que la dificultad para adelantar su cita se debía a la falta de anestesistas. Su intervención, en el caso de la paciente vilagarciana, resulta imprescindible, por cuanto sufre de claustrofobia y necesita sedación para pasar la resonancia. En la siguiente, la explicación se refería «a la máquina, que por lo visto estaba estropeada».

La mujer en absoluto duda de la existencia de este tipo de problemas, pero insiste en que su situación no admite demoras, tal y como ha certificado su traumatólogo desde el CHUS. «El dolor es insoportable, solo puedo descansar con pastillas y, como soy empleada del hogar y no puedo levantar pesos, no hago más que entrar y salir de altas y bajas». En estos momentos, sin ir más lejos, no puede trabajar.

Consultada al respecto de esta reclamación surgida desde la capital arousana, el área sanitaria de Pontevedra y O Salnés ha tomado nota de la situación de la paciente a fin de proporcionar una aclaración cuanto antes.