«Canta la lluvia y el viento» ante el impasible público del Atlántic Fest

m. santamaria-serantes / m. A. VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

Martina Miser

Silvia Pérez Cruz desafió al agua que cayó en Vilagarcía con silbidos y tambores

21 jul 2024 . Actualizado a las 01:18 h.

El que avisa no es traidor, y el viernes en el Atlantic Fest, en Vilagarcía de Arousa, ya el cielo anunciaba lo que se venía el sábado, «poallada» al más estilo gallego. Silvia Pérez Cruz intentó acercarse al público de la playa de A Concha, pero la lluvia no dio tregua, y, aunque los festivaleros se entregaron a ella, esta proclamaba: «Estamos remando contra corriente». Una de sus canciones más populares rimaba con lo que estaba sucediendo: «Canta la lluvia y el viento», una frase que parecía la banda sonora de este Titanic que consiguió mantenerse a flote.

Los protagonistas no pudieron ser los cantantes si no que lo fueron la muralla de paraguas y chubasqueros de colores de los fans, aunque, con el paso del tiempo empezaba a dar un poco igual si uno se mojaba o no, y simplemente disfrutaban de la música saltando y gritando al son del rock de Derby Motoreta’s Burrito Kachimba.

La bienvenida

El viernes comenzó el festival con Gazella, un grupo que poco a poco consiguió sumar gente al público, en su primera vez visitando Galicia. El subidón de energía lo dio Rocío Saiz, con su banda musical vestida de blanco y ella luciendo la camiseta del Celta. Lo primero que dijo al salir al escenario fue: «¿Cómo se dice queréis bailar, en gallego?» Vaya si consiguió su objetivo, en apenas un par de canciones, el público vibraba con ella. Tanto, que al final esta se subió a un contenedor de basura entre la gente, cargada a hombros de los de seguridad, y terminó dándole relevancia a que este festival sea uno de los pocos organizados por una mujer, Susana Laya.

A las once de la noche uno de los grupos de moda del momento, Alcalá Norte, salió con un grito, pronunciado por el batería, que despertó a los pocos que quedaban por motivar en el público. Pasaron por Vilagarcía en su Gira Cañón después de tocar en otros festivales como el Primavera Sound y después de que su primer álbum los convirtiera en estrellas emergentes. Mezclaron ritmos que recuerdan a la movida madrileña, con un aire del Madchester de los ochenta.

Aunque no se esperaba que muchos se acercaran el viernes, al rematar la noche, el escenario Vibra Mahou estaba a rebosar ante The Parrots, con su música indie que tanto caracteriza al festival. Carlos Ares, el gallego que este año presentaba el disco Peregrino, fue el encargado de cerrar el primer día.

Cantando bajo la lluvia

El sábado el festival arrancó al medio día con Florent y yo, pero el escenario Galicia, rodeado de arena, lo estrenó la catalana Silvia Pérez Cruz, arropada por sus seguidores, a los que hizo cantar y silbar al son de sus melodías y que parecían no notar la lluvia, aunque algunos intentaban taparse con chubasqueros y paraguas. Con sus composiciones y su potente voz consiguió poner los pelos de punta a todo el recinto del Atlántic Fest.

A las cuatro de la tarde, cuando salió Dani Dicostas, ya había llovido tanto que a nadie le importaba mojarse un poco más. La viguesa actuó ante un pequeño público muy rígido, que poco a poco fue despertando al grito de una versión más descorazonada y electrónica de Ni una sola palabra, de Paulina Rubio.

Dani ya es más que conocida después de ser telonera de artistas como Imagine Dragons o tocar en O Son do Camiño, en Santiago de Compostela. Esta también tocó sus propios temas, los cuales dedicó a su familia, presente en el festival, como Si te vas, que cuenta ya con cuatro millones de reproducciones en Spotify, o Yo también me porto mal.

Igual que los coches, el público también paraba a repostar de vez en cuando en los puestos de comida que rodean la arboleda. Esta, decorada con cientos de bombillas y bancos, es el rincón de descanso de los que deciden frenar un momento y degustar algunas de las opciones ofrecidas, como tacos o creps .