«Síntome un privilexiado por estar aquí»

P.P. Vázquez VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

Cedida

26 jul 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Antón Paz llegó el lunes a Marsella, sede de la vela de los Juegos de París. No lo hizo para instalarse en la mini villa olímpica levantada por la organización, sino para volver al teatro que, al otro lado de la bahía del puerto olímpico, ha alquilado la federación neozelandesa en el barrio de Pointe Rouge para concentrar a los integrantes de su poderosa flota olímpica, donde han venido trabajando varias semanas el último año.

El vilagarciano regresaba tras una corta escapada a casa, para coger una última bocanada de aire fresco junto a los suyos y completar su reto de dirigir a Micah Wilkinson (patrón) y Erika Dawson (tripulante) hacia la final y la pelea por las medallas del Nacra 17, el catamarán olímpico mixto.

Tras una frustrada primera experiencia en Tokio en el 2021, lastrada por la rotura de un fémur de Dawson en el tramo final del ciclo, la pareja neozelandesa y su federación apostaron fuerte por contar con los conocimientos y experiencia de Antón Paz, embarcado en el proyecto en marzo del 2022. Frente a unos resultados numéricos relativamente discretos, con el bronce en la general open del Europeo del 2022 y el octavo puesto del Mundial del 2023 que les dio el pase a los Juegos de París destacados, el arousano está convencido de partir con opciones de podio: «Este ano reservamos o mellor material e agora as sensacións son boas. Estamos sendo bastante completos e regulares en todas as condicións, e o de Marsella é un campo de regatas moi difícil, con moitas variacións, con días de moita onda e de pouca onda, de moito vento e de pouco vento». Tras la pareja italiana, vigente campeona olímpica, y la inglesa, subcampeona, «estamos un grupo de sete barcos, o alemán, o arxentino, o finlandés, o sueco, o francés, o holandés e mais o noso», dice.

Para Antón será su segunda experiencia como entrenador en unos Juegos, tras acompañar a los griegos Sofia Bekatorou y Michalis Pateniotis en Río 2016 tras cuatro meses de trabajo. Pero la presente es muy diferente. «Agora formo parte dunha escadra potente», apunta, para añadir: «Síntome un privilexiado por formar parte dun equipo histórico —el de vela neozelandés— a nivel mundial» y poder vivir todo lo que conlleva. Empezando por la ceremonia con el tradicional baile del haka ofrecido el martes por autoridades neozelandesas a su delegación de vela en Marsella y el regalo de un colgante de pounamu, la piedra semipreciosa y sagrada del pueblo maorí, hasta poder participar hoy en la inédita ceremonia fluvial de inauguración de los Juegos.