Los tres arousanos en París que repiten en los Juegos fuera de cámara: «Síntome un privilexiado»

Pablo Penedo Vázquez
Pablo Penedo VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

CEDIDA

Antón Paz, David Mascato y Jordi Aragonés acuden en sendos cuerpos técnicos para ayudar a ganar medallas, en el caso del fisioterapeuta y ex canoísta olímpico grovense, disfrutando por primera vez de la experiencia de vivir «o maior espectáculo do planeta» con toda su familia

26 jul 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

El vilagarciano Antón Paz (8 de agosto de 1976) y el grovense David Mascato (13 de octubre de 1975) comparten haber competido en dos ediciones de los Juegos Olímpicos, y hasta fueron compañeros de la delegación española en Atenas 2004. Ese año, Mascato ponía punto y final a su trayectoria olímpica con su segundo diploma, séptimo en el C2 1.000 junto al grovense Fredi Bea, con el que había rozado la medalla en el C2 500 cuatro años antes, en Sídney. Paz, octavo en Atenas, se quitó la espina en Pekín 2008 conquistando con el pontevedrés Fernando Echavarri la primera medalla olímpica de la vela gallega con su oro en la clase Tornado. Ahora, en París, ambos viven su segunda presencia en unos Juegos como integrantes de sendos cuerpos técnicos.

Jordi Aragonés nunca participó en unos Juegos como deportista, pero en su condición de preparador físico, se apresta a encadenar su tercera experiencia olímpica con la selección femenina de baloncesto

«Síntome un privilexiado por estar aquí»

Antón Paz llegó el lunes a Marsella, sede de la vela de los Juegos de París. No lo hizo para instalarse en la mini villa olímpica levantada por la organización, sino para volver al teatro que, al otro lado de la bahía del puerto olímpico, ha alquilado la federación de Nueva Zelanda en el barrio de Pointe Rouge para concentrar a los integrantes de su poderosa flota olímpica, donde han venido trabajando varias semanas el último año.

El vilagarciano regresaba tras una corta escapada a casa, para coger una última bocanada de aire fresco junto a los suyos y completar su reto de dirigir a Micah Wilkinson (patrón) y Erika Dawson (tripulante) hacia la final y la pelea por las medallas del Nacra 17, el catamarán olímpico mixto.

Tras una frustrada primera experiencia en Tokio en el 2021, lastrada por la rotura de un fémur de Dawson en el tramo final del ciclo, la pareja neozelandesa y su federación apostaron fuerte por contar con los conocimientos y experiencia de Antón Paz, embarcado en el proyecto en marzo del 2022. Frente a unos resultados numéricos relativamente discretos, con el bronce en la general open del Europeo del 2022 y el octavo puesto del Mundial del 2023 que les dio el pase a los Juegos de París destacados, el arousano está convencido de partir con opciones de podio: «Este ano reservamos o mellor material e agora as sensacións son boas. Estamos sendo bastante completos e regulares en todas as condicións, e o de Marsella é un campo de regatas moi difícil, con moitas variacións, con días de moita onda e de pouca onda, de moito vento e de pouco vento». Tras la pareja italiana, vigente campeona olímpica, y la inglesa, subcampeona, «estamos un grupo de sete barcos, o alemán, o arxentino, o finlandés, o sueco, o francés, o holandés e mais o noso», dice.

Para Antón será su segunda experiencia como entrenador en unos Juegos, tras acompañar a los griegos Sofia Bekatorou y Michalis Pateniotis en Río 2016 tras cuatro meses de trabajo. Pero la presente es muy diferente. «Agora formo parte dunha escadra potente», apunta, para añadir: «Síntome un privilexiado por formar parte dun equipo histórico —el de vela neozelandés— a nivel mundial» y poder vivir todo lo que conlleva. Empezando por la ceremonia con el tradicional baile del haka ofrecido el martes por autoridades neozelandesas a su delegación de vela en Marsella y el regalo de un colgante de pounamu, la piedra semipreciosa y sagrada del pueblo maorí, hasta poder participar hoy en la inédita ceremonia fluvial de inauguración de los Juegos.

David Mascato y Teresa Portela, su mujer, durante los Juegos Olímpicos en Tokio
David Mascato y Teresa Portela, su mujer, durante los Juegos Olímpicos en Tokio

Vivir «o maior espectáculo do planeta» con su mujer, Teri, y la pequeña Naira 

David Mascato le quita todo mérito personal a su cuarta participación en unos Juegos Olímpicos. Tras aspirar, y acariciar, la gloria sobre el agua en las ediciones de Sídney 2000 y Atenas 2004 a bordo de una canoa, el grovense se afana en poner el acento en los deportistas del equipo español de piragüismo esprint a los que asistirá en París en calidad de fisioterapeuta, en especial en su mujer, la leyenda que es Teresa Portela. Con todo, Mascato reconoce estar a punto de embarcarse —el equipo partirá a París el 3 de agosto desde Asturias— en una aventura única a nivel personal.

Y es que, tras compartir como deportista las vivencias de Sídney 2000 y Atenas 2004 y de acompañar a Portela a Londres 2012 y Tokio en 2021, en esta última edición, estrenándose como integrante del cuerpo de fisioterapeutas del equipo español de piragüismo esprint, el grovense gozará en cuestión de una semana de una experiencia única que muy pocos han podido disfrutar: vivir unos Juegos Olímpicos con toda su familia.

Tras el sinsabor de quedarse en casa por una mala gestión de los vuelos por parte de la Federación Española en Río 2016 y de no poder viajar con ella a Tokio en el 2021 debido a las restricciones por la pandemia, Mascato compartirá con su mujer la vivencia de presenciar por primera vez desde dentro «o maior espectáculo do planeta, o maior evento mundial que pode haber» junto a su hija de 10 años, Naila. Una experiencia a la que se sumarán durante la semana de competición padres y hermanos de la pareja desde la grada del canal olímpico de Vaires-sur-Marne. Para, por qué no, celebrar una medalla en el K4 500 el 8 de agosto.

«Si era una alegría vivir unos Juegos, estar en los terceros es inimaginable» 

Catorce años dura ya la hermosa y feliz relación de Jordi Aragonés con la selección española absoluta de baloncesto femenino. Una historia que arrancaba en el verano del 2012 y que atesora un patrimonio de ocho medallas en grandes torneos, con tres títulos continentales y una plata olímpica, la de Río 2016. Fue allí donde el preparador físico de Vilagarcía disfrutó de sus primeros Juegos, a los que sumaría los de Tokio en el 2021. Y ayer, recién llegado desde Madrid a Lille, sede de la primera fase de baloncesto en la edición de París, Aragonés habla con la alegría y la ilusión de un niño.

«Desde que estoy en la selección fui año a año sin saber cuánto iba a durar, y llevo así desde el verano del 2012. Si para mí era un sueño vivir unos Juegos, imagínate la alegría de poder estar aquí. ¡Algo inimaginable!», cuenta el arousano.

Sin saber todavía si podrá disfrutar de ese primer gran privilegio que ofrecen los Juegos a sus actores, tanto principales —deportistas— como secundarios —miembros de los cuerpos técnicos—, con el desfile fluvial en barco por el Sena en el día de hoy, Jordi piensa ya en el debut frente a China que espera a su equipo este domingo. También en la dificultad de superar el corte de un grupo compartido además con Puerto Rico y Serbia. Clasificarse para los cuartos de final le daría, además del subidón de verse en la carrera por las medallas tras la decepción de caer ante Francia en la misma eliminatoria de Tokio, poder instalarse en la villa olímpica de París y disfrutar de todo lo que esta ofrece la última semana de los Juegos. Sería un premio al duro reseteado que tocó este ciclo olímpico y a un mes y medio de concentración.