Adiós al hombre que hizo renacer de sus cenizas a la joya preciosa de la industria arousana
AROUSA
Thune Eureka acaba de perder a Manuel García, incansable emprendedor que la salvó de una casi segura liquidación y la aupó a referente internacional. En los últimos años, además, reunió al empresariado de O Salnés, Caldas y O Barbanza alrededor de la asociación Galicia Foro Empresarial
31 jul 2024 . Actualizado a las 19:46 h.Como una bofetada seca y anestesiante. El inesperado fallecimiento de Manuel García en la noche del lunes desarmó a cuantos conocían al presidente y máximo accionista de Thune Eureka. Empezando por las dos familias con las que construyó sus otros tantos hogares, compartiendo en ellos las alegrías y penas de un hombre que dio sentido a la palabra emprendedor, y prestigió la tantas veces injustamente denostada figura del empresario. El de ese tipo que se juega su patrimonio confiando ciegamente en un proyecto cuando la mayoría ve ya una fábrica presta a entrar en el mercado inmobiliario. Un final, este último, del que apartó a la fábrica vilagarciana, para transformarla en 20 años en un referente mundial de la industria de bienes de equipo. Dotándola de un sello de calidad, con la flexibilidad de un sincero defensor de una economía liberal sin engañifas, a la par que volcada en valores como la conciliación familiar de su plantilla o la economía circular. El molde de una llave única con la que Thune Eureka ha abierto en los cinco continentes puertas aparentemente inverosímiles a una pequeña compañía de cerca de un centenar de trabajadores.
Oriundo del concello lugués de A Pontenova, hermano de Segismundo García, hoy propietario de Sargadelos, Manuel se labró un buen futuro en Madrid en el sector de la manufactura y venta de equipos de automoción pesada. Y sin abandonar nunca la gran capital, en 1998 asumió la dramática tarea de reflotar una fábrica levantada por una multinacional noruega en 1974 a orillas de la ría de Arousa. Dedicada en origen a la elaboración de bombas para grandes barcos, llevada a su esplendor a principios de los 90 ya diversificada con la construcción de equipos también para los sectores del papel, congeladores de barcos o minería, García rescató Thune Eureka de hundirse con la vasca Mecánica de la Peña, adquirida por la multinacional noruega, bajo cuyo paraguas societario colocó a la factoría arousana. Fracasados los intentos de los administradores concursales de hallar nuevo propietario, García propuso a los 45 empleados supervivientes comprar la entonces Kvaerner Eureka Española. 16 le dijeron sí: «Puxemos 372.000 euros e o resto ata 1,32 millóns, con créditos. Eu busquei o financiamento e garantino», recordaba hace un año con motivo del 50 aniversario de la fábrica, que redondeó la dura salida del pozo celebrándolo con 300 empleados, ex trabajadores e incluso antiguos directores de la época noruega de Thune Eureka y con la mayor facturación anual en la historia de la compañía.
Bajo la batuta de Manuel García, la firma trazó sucesivos planes estratégicos que hoy la posicionan a nivel mundial en la construcción de equipos off-shore para extracción de petróleo y gas, fabricación de papel, minería, congeladores de placas y hasta Big Science, con piezas para aceleradores de partículas. Detrás, el espíritu joven de un emprendedor de 79 años que no paró nunca, que seguía acudiendo a la fábrica con nuevos proyectos en mente; que impulsó la asociación Galicia Foro Empresarial entre los empresarios de O Salnés, Caldas y O Barbanza. Un hombre que, recuerda uno de sus más allegados, hizo suya la frase del nonagenario Clint Eastwood: «Cuando me levanto todos los días, no dejo entrar al viejo».