El madrileño que encontró en Galicia y el Breogán el camino a la gloria olímpica

AROUSA

AFP7 vía Europa Press

Deportista Galego de Alto Nivel, Diego sentó las bases de su medalla en París en el Centro Galego de Tecnificación Deportiva, entrenado por Melo Costa

11 ago 2024 . Actualizado a las 05:05 h.

El joven madrileño Diego Domínguez (21 años) lograba este jueves el bronce en París en el C2 500. Junto al balear Joan Antoni Moreno, los campeones del mundo sub 23 del 2023 debutaron en unos Juegos llegando a rozar incluso la plata, tras una brillante regata en la que confirmaron las buenas sensaciones con las que llegaban a la capital gala. Era el colofón a cinco años de dura lucha de un palista con licencia del Breogán do Grove que, a base de tesón, alcanzó la condición de Deportista Galego de Alto Nivel moldeado y lanzado a la élite por el tomiñés Melo Costa en sus cuatro años de formación en el Centro Galego de Tecnificación Deportiva.

Un día remando con la familia en el lago de la Casa de Campo de Madrid, su ciudad, el padre de Noel (1999) y Diego Domínguez (2003) se encontró con un amigo de la infancia que le habló del Alberche. Con 9 y 6 años, los dos hermanos empezaron así en el piragüismo. A punto de alcanzar la mayoría de edad, Noel quiso dar un salto de calidad y decidió irse «a donde están los mejores». Y eso quedaba en el Centro Galego de Tecnificación Deportiva (CGTD) de Pontevedra. Tres años más tarde, en el 2020, el menor de los Domínguez siguió el camino de su hermano. Fichando también por el Breogán, en un año doblemente complicado, prácticamente en blanco por la pandemia, y teñido de luto por el drama personal de perder entonces a su madre, María Antonia, a la que sus hijos dedican desde entonces cada uno de sus éxitos dirigiendo sus miradas y un dedo índice al cielo. Como hizo Diego el jueves en la pista de París.

Con su apuesta por Galicia, Diego ha conseguido hacer realidad su sueño con todos los añadidos. Debutando en los Juegos Olímpicos, convertido en el cuarto palista del Breogán en hacerlo tras los grovenses Joaquina Costa, el hoy presidente de la Federación Galega de Piragüismo, Fredi Bea, y David Mascato, marido de Teresa Portela e integrante del equipo de fisioterapeutas de la selección española de esprint en París. Y, además, hacerlo entrando por la puerta grande en el Olimpo de la canoa colgándose una medalla con el balear Moreno.

No ha sido un camino de rosas el hollado por Diego Domínguez hasta aquí. Al nefasto 2020 le siguió un 2021 no demasiado bueno. Pero en el 2022, con el respaldo del entrenador tomiñés responsable del equipo de canoa del CGTD, Melo Costa, los hermanos Domínguez formaron pareja internacional, sorprendiendo a propios y extraños: Plata continental y mundial en el C2 500 y bronce mundial en el C2 1.000 sub 23.

El paso a categoría absoluta de Noel obligó a Diego a cambiar de pareja de baile. Sin dejar el CGTD, el madrileño se unió al balear Joan Antoni Moreno y, juntos, dieron la campanada el año pasado al proclamarse campeones del mundo Sub 23 en la nueva canoa doble olímpica, el C2 500. El resultado llevó a Diego Domínguez a cerrar, al menos de momento, su etapa en Pontevedra para volar a Mallorca y ponerse a trabajar duro junto a Moreno en manos de Kiko Martín, el mismo entrenador que había acogido a Antía Jácome y al dúo Tano García y Pablo Martínez, diplomas en Tokio en el C2 1.000, cuando Marcel Glavan los abandonó en Sevilla de la noche a la mañana a comienzos del 2022.

El potencial de la nueva pareja quedó de manifiesto de inmediato. El pasado 10 de abril, en un selectivo en el que a García y Martínez les bastaba con ganar para asegurarse la plaza en los Juegos que el verano anterior habían conseguido para España con su bronce en el Mundial absoluto, Domínguez y Moreno se llevaron el trial con 56 centésimas de segundo sobre el vilanovés Manuel Fontán y el poiense Adrián Sieiro. Los andaluces acabaron cuartos a 4,267 segundos. «Esta temporada nos planteamos desde un primer momento este objetivo, ir a los Juegos. Con trabajo y constancia todo se puede. Hoy más que nunca lo tenemos claro», dijo el breoganista tras dar la machada en el selectivo. Y lanzó una declaración de intenciones: «Mamá, vamos a ir a por esos Juegos. Vas a ver a tu hijo pequeño hacer cosas muy grandes. Te lo prometo». Justo un mes más tarde, el madrileño y el balear completaban su asalto al equipo olímpico con una plata en la Copa del Mundo de Szeged, en la que García y Martínez volvían a necesitar tan solo ser mejores que sus dos rivales nacionales para volar a París.

Agradecido por toda la ayuda

Espontáneo, con un ímpetu que le sale del corazón por la boca, pero al mismo tiempo contenido, sabiendo bien qué y cómo quiere decir lo que dice. Diego aprovecha cada ocasión que tiene tras una regata para dar las gracias; y tras su final en París no dejó de hacerlo. Gracias a la gente del Breogán y de la Federación Galega de Piragüismo por su apoyo todos estos años. A Melo Costa y a su actual entrenador, Kiko Martín, Y siempre, siempre, a la persona que le dio la vida: «Tengo un angelito en el cielo, que me cuida y al que le dedico mis victorias, una y otra vez. ¡Te quiero!».

En O Grove le espera la medalla del club

 

 

La directiva del Breogán do Grove anunciaba ayer su decisión de entregar a Diego Domínguez el máximo galardón de su club, la Medalla de Ouro, por su participación en los Juegos de París. Domínguez será la octava persona que reciba la distinción, que también lucen los tres palistas del Breogán que lo precedieron en unos Juegos: Joaquina Costa, Fredi Bea y David Mascato.