Se cumplen cinco años del nombramiento de Joaquín Pérez Rey como secretario de estado
05 ene 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Un mes de agosto, hace unos años, cuando aún gobernaba Mariano Rajoy, tomé unas cañas con amigos en la terraza del bar El Ruedo de Vilagarcía y nos hicimos unas fotos para recordar aquel buen rato. En realidad, amigos solo eran un par de colegas periodistas y sus parejas, al resto del grupo lo conocí esa misma noche. Guardé esas fotos en el teléfono y me olvidé de ellas como me olvido de tantas fotos que, años más tarde, durante un tiempo muerto en una sala de espera, aprovecho y las voy borrando para que el teléfono sea más operativo. Pero las fotos de esas cañas no las he borrado porque en ellas aparece una persona interesante.
Unos meses después de aquellas cañas veraniegas, Pedro Sánchez llegó a la Moncloa, pactó con Podemos y Yolanda Díaz fue nombrada ministra de Trabajo. Al formar su equipo, el cargo más importante era el de Secretario de Estado de Empleo y Economía Social y escogió a un señor alto, barbudo y con gafas llamado Joaquín Pérez Rey (Madrid, 1973). Su biografía era consecuente con el importante cargo al que accedió en enero de 2020: Licenciado en Derecho, premio extraordinario de doctorado y profesor titular y director del Departamento de Derecho del Trabajo y Trabajo Social de la Universidad de Castilla la Mancha antes de ser nombrado Secretario de Estado.
Además, había escrito varios libros cuyos títulos resumían su campo de trabajo e investigación: Estabilidad en el empleo, La transformación de la contratación temporal en indefinida. El uso irregular de temporalidad en el trabajo y otros cuya temática aborda el despido, el régimen profesional del trabajo autónomo, etcétera. Es decir, estaba sobradamente preparado en su materia desde el punto de vista académico.
Desde el punto de vista político, a pesar de ser asesor de asuntos laborales en Podemos, había asesorado en algunos temas a la ministra del PP Fátima Báñez, concretamente, en cómo influía la jurisprudencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea en el sistema español de contratación laboral. Cuando se vislumbró la posibilidad de un gobierno de coalición PSOE-Podemos, participó en la elaboración del documento que sirvió de base en las negociaciones a los de Pablo Iglesias. Ese pacto de gobierno lo catapultó a la secretaría de estado, en la que este mes de enero cumple cinco años.
Al conocerse su nombramiento, no le presté la menor atención. Era uno más en un amplio organigrama y punto. Pero cuando vi su fotografía en los periódicos, su cara me sonó, me sonó, me sonó… Y caí en la cuenta: era el tipo alto de gafas y barba que estaba en las cañas de El Ruedo. Efectivamente, busqué en el teléfono y allí aparecía en las fotos: actitud de relax veraniego, con amigos, a un paso de la playa y de O Ramal, disfrutando del agosto vilagarciano, de la ciudad de donde son originarios sus padres y adonde acude a relajarse: años atrás, del trabajo académico universitario; desde 2020, del trabajo político porque, desde luego, trabajo no le falta.
De este secretario de estado «vilagarciano» dependen direcciones generales como las de trabajo y nuevas formas de empleo, la fundamental oficina que administra el Fondo Social Europeo y organismos como la Inspección de Trabajo y Seguridad Social, el Servicio Público de Empleo Estatal, el Fondo de Garantía Salarial, el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo… Y un presupuesto de casi 30.000 millones de euros. Cuando llegó al segundo escalón del gobierno, algunos medios lo calificaron como «duro», pero su labor al frente de una secretaría de estado fundamental, que aborda los temas de trabajo y empleo, lo ha consolidado como uno de los valores fundamentales de los gobiernos de coalición de Sánchez.
En los perfiles biográficos que se han publicado sobre Joaquín Pérez Rey se comenta que le gusta su tocayo Sabina, que llega muy temprano a su despacho en Nuevos Ministerios, que no se enfada nunca a pesar de tener días muy complicados de negociaciones a cara de perro, que es paciente, muy paciente y tiene respuesta para todo y que era de los pocos profesores que no daba sus clases en la universidad apoyándose en un power point porque lo tenía todo en la cabeza. Con ese carácter afronta el diálogo social, debates de alto nivel con Rosa Santos, mano derecha de Antonio Garamendi, presidente de la CEOE.
En esos apuntes biográficos, siempre se señala la conexión gallega de Pérez Rey con Yolanda Díaz al ser vilagarcianos los padres del secretario de estado. En la historia política de Vilagarcía, el apellido Rey aparece en insignes alcaldes de la ciudad como Rey Daviña o Elpidio Villaverde Rey y ahora en nuestro secretario de estado, que está detrás de casi todo lo bueno de las políticas públicas del gobierno de coalición que aparece en los balances y resúmenes de 2024 y años anteriores: los ERTE, la reforma laboral, las subidas del salario mínimo, la reducción de la jornada laboral, la compatibilización del subsidio de paro con el empleo, los acuerdos con empresarios y sindicatos para flexibilizar la salida del mercado laboral, el crecimiento del empleo… Logros que tienen la firma de un hijo de Vilagarcía que toma las cañas en El Ruedo y en La Perla.