Veinticuatro años después de haber fichado como técnico del Cortegada, Jordi vuelve a Fontecarmoa para medirse a su exequipo con el Andratx
11 ene 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Su experiencia en el baloncesto femenino era escasa, apenas un par de años con el Santa Rosa de Lima que culminaron con un descenso de la categoría, pero su representante le dijo que existía la posibilidad de fichar por el Cortegada. «No lo dudé», recuerda Jordi Fernández. «Y fue un acierto», resume. Fueron tres años en los que el conjunto vilagarciano comenzó a ir dando sus primeros pasitos para instalarse en la élite del baloncesto femenino estatal. El objetivo en aquellos años era conseguir la permanencia «y hasta hubo un año que tuvimos la desfachatez de clasificarnos para la Copa», dice.
Jordi, que ya ha cumplido los 70 años, está ahora a los mandos del Andratx, el conjunto que esta tarde (pabellón Sara Gómez, 19.30) se medirá al Mariscos Antón Cortegada. El conjunto balear le llamó esta temporada después de haber comprado una plaza para jugar en la Liga Femenina 2 y él dio el sí quiero. Un conjunto modesto en el que su gran referencia es otra vieja conocida de la afición vilagarciana: Vladinka Evak. La serbia, que jugó los últimos partidos de la temporada 22-23 con el cuadro arousano, está dando muestra de la calidad que atesora con un doble-doble de promedio (11,4 puntos y 11,3 rebotes) y 19,5 créditos de valoración por partido. El peligro por fuera llega con la ex del Barcelona e internacional con España en las categorías inferiores Laia Anducas y dice el técnico catalán que lleva toda la semana rompiéndose la cabeza para tratar de encontrar alguna trampa que amargue al Cortegada en la posición en la que va a tener más ventaja, que es en ese puesto de «tres» con Gara Jorge y Cris Loureiro.
«La competición está muy igualada y creo que para salvarnos tendremos que ganar al menos nueve partidos. Nosotros no vamos mal, porque ya llevamos cinco y además vamos a recuperar pronto a una jugadora importante que se había roto el cruzado», apunta Fernández. Dentro de esa igualdad, señala Fernández al Mariscos Antón Cortegada como uno de los dos o tres que están por encima. «Tiene una muy buena plantilla», resume.
El Andratx viaja esta misma mañana y tiene previsto llegar al mediodía a Vilagarcía. Pregunta Jordi por el tiempo —«cuando fui para ahí pensé que me iba a ahogar, pero en los tres años que estuve no llovió tanto», recuerda— y toca hablar del pabellón y de su reforma.
—¿Todavía tiene los cañones de calor? Mira que metía agua ese pabellón—, recuerda. Es curioso porque el círculo se cierra y el pabellón lleva ahora el nombre de una Sara Gómez que debutó en la máxima categoría cuando tenía 16 años, precisamente con Jordi Fernández como entrenador. De hecho, no ha jugado muchas veces como adversario el técnico catalán en Vilagarcía, pero en una de las ocasiones el encuentro fue especial porque se enfrentó a su hijo Isaac cuando dirigía al Ibiza.
Batallitas que saldrán a la luz tras el encuentro si Gorgoso se estira y accede a tomarse ese vinito que le prometió. «No sé si se rajará, porque ya me está diciendo que si las nietas, que si tal...», bromea Jordi, que a sus 70 años sigue disfrutando del baloncesto «me apasiona, cada vez me gusta más entrenar y exijo más» y de la familia «que es lo más importante».