La asociación de viviendas turísticas califica de «hipócrita» el discurso del alcalde de A Illa en Fitur
AROUSA
En la batalla abierta contra el Concello por la subida de tasas, acusa al Concello de extorsionar fiscalmente a los propietarios de VUT
25 ene 2025 . Actualizado a las 19:50 h.La Asociación de Viviendas Turísticas de Galicia (Aviturga) califica de «espectáculo de hipocresía municipal» el papel que ha desempeñado el alcalde de A Illa, Luis Arosa (PSOE), en la Feria Internacional de Turismo (Fitur). El regidor acudió a Madrid junto a otros alcaldes de la comarca para participar en los actos promocionales de la Mancomunidade do Salnés, algo que en opinión de Aviturga, «evidencia el nulo criterio del gobierno local». Estas críticas se inscriben en el conflicto abierto entre la asociación —que representa a varios propietarios de viviendas turísticas de A Illa— y el Concello a propósito de la subida de la tasa de la basura que se le aplica a estos inmuebles. El asunto dio mucho que hablar y Aviturga anunció que acabaría denunciando al Concello ante los tribunales. Entre tanto, la asociación califica de «kafkiano por indefinido e inexistente» el modelo turístico que defendió A Illa en Fitur.
«Mientras presume de destino turístico, la realidad es demoledora: escasos establecimientos de hospedaje y una política municipal cercana a la extorsión fiscal para el sector. Un escenario que roza lo paradójico ya que el municipio parece estar librando una guerra silenciosa contra su propio potencial turístico», señala Aviturga en un comunicado.
«Mientras en Fitur se exhiben estrategias de promoción, los números revelan una fotografía completamente distinta en la isla, con apenas 220 viviendas de uso turístico (VUT) que, en la práctica, sostienen el entramado de alojamiento en la localidad. La estrategia del gobierno local en materia de turismo es digna de un guion de comedia: asfixiar a propietarios de viviendas turísticas con tasas desproporcionadas, con la sutil elegancia de un elefante en una cacharrería y con el objetivo de obligar a los propietarios a convertir sus VUT en alquileres tradicionales, como si el turismo fuese un juego de ajedrez donde el rey municipal, con su alfil nacionalista, mueve los peones a su antojo».
«¿Qué modelo turístico se persigue?, ¿aquel que reduce las opciones de alojamiento a un mínimo testimonial?, ¿el turismo de un día, aquel que llega con su bocadillo bajo el brazo y deja tras de sí la huella de un envoltorio en la papelera? Las 220 viviendas turísticas no son un dato menor. La política municipal arriesga convertir lo que podría ser una fortaleza en un solar baldío de oportunidades», señala Aviturga.