Los bosques sumergidos de la ría

Marcos Gago Otero
marcos gago PONTEVEDRA / LA VOZ

A ILLA DE AROUSA

MARTINA MISER

Hace 4.000 años, Areoso no era un islote: formaba parte del continente

29 abr 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Las Rías Baixas eran un extenso bosque, que crecía alrededor de ríos como el Lérez, el Verdugo o el Ulla, cuando estos desembocaban en lo que hoy son las bocas de las rías de Pontevedra, Vigo y Arousa. Los asentamientos humanos se encontraban donde en la actualidad los barcos de bajura lanzan sus redes. Castaños, robles, abedules y otros árboles de hoja caduca poblaban los fondos donde los buceadores hacen fotos submarinas. Ons, Cíes, San Simón, Cortegada y Tambo eran accesibles a pie, en algunos casos por medio de bosques y en otros por enormes extensiones de playa y barras de arena. En Areoso, en A Illa, los primeros gallegos enterraban a sus muertos en mámoas. No porque llevasen las enormes rocas por mar en barco, sino porque Areoso era parte del resto del continente como puede serlo Ribadumia o Cotobade. El mar estaba mucho más lejos, a un nivel de entre once y catorce metros más bajo que el actual.

Esta es la geografía pontevedresa hace 4.000 años, cuando las olas empezaban a llenar los valles fluviales. El testimonio de esta época queda a la vista, de vez en cuando, por la acción de las mismas olas que crearon las rías y convirtieron los valles en el mundo perdido de los gallegos.

El director del Instituto Universitario de Geología, adscrito a la UDC, Juan Ramón Vidal Romaní, explica que en la provincia de Pontevedra hay tres puntos de donde se ha detectado, de forma científica, la presencia de este suelo antiguo, recubierto por el mar y que las corrientes, de vez en cuando, dejan a la vista al retirar la arena o empujan fragmentos a la costa. El más reciente fue el caso de la playa de Mourisca, en Beluso. Los arqueólogos de la Dirección Xeral de Patrimonio Cultural, dependiente de la Consellería de Cultura, calificaron como paleosuelo los bloques de una pasta viscosa de color negro que sorprendieron a los vecinos. Son los restos del suelo de ese bosque sumergido, que los temporales del invierno llevaron a la costa. Por eso daban la impresión de estar constituidos por ramitas, hojas y tierra..

En la playa de Patos, en Nigrán, y en la Lagoa dos Nenos, en la isla de Faro, en Cíes, también se han encontrado restos de ese suelo de hace cuatro mil años. Y es que, como indica Vidal Romaní, bajo fina capa de arena de las actuales playas y su entorno próximo, se preservan los restos de aquellos bosques y quién sabe qué más cosas. En el norte gallego, en situaciones semejantes, hasta se hallaron restos de fauna. Habrá que seguir atentos a las playas durante los temporales. Nunca se sabe qué puede llegar a la orilla.

«Las rías eran un medio mucho más benigno que en la actualidad»

Catedrático emérito de la UDC, académico de la Real Academia Galega de Ciencias y director del Instituto Universitario de Geología, pocos conocen la historia geológica de Galicia como Vidal Romaní.

-¿De qué valen los restos de suelo antiguo que aparecen a veces en las playas?

-Nos dicen qué vegetación había en aquel momento y como cambió el paisaje y con qué rapidez se produjo la subida del mar en los últimos miles de años,

-¿Cómo eran las rías hace cuatro mil años atrás?

-Las rías eran valles fluviales. El mar no entraba tanto dentro, porque estaría entre doce y catorce metros más bajo y aún empezaba a entrar en lo que hoy son las rías. La mayoría serían valles fluviales, rodeados de bosques. Tendrían una gran cantidad de asentamientos a todo lo largo de aquella costa, con mucha gente, porque era un entorno con muchos medios de subsistencia, unos ambientes bastante amables que permitían dar soporte a la vida por allí, que se demuestra con los estudios arqueológicos. Era un medio mucho más benigno que en la actualidad.

-¿Sigue subiendo el mar en las Rías Baixas?

-Sí, está creciendo. Dentro de las rías no llegan a crecer tanto las olas, por lo que parece mucho más tranquilo de lo que es en realidad. Sin embargo, lo vamos viendo de un año para otro. La reciente inundación de la autovía de Marín, por ejemplo, es una muestra. Es una infraestructura bastante moderna que se ha inundado varias veces estos años y eso hay que tenerlo en cuenta.