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El plan de tráfico sigue adelante con bronca y esquelas en el pleno: «El fontanero ya no quiere venir a A Illa»

Bea Costa
Bea Costa A ILLA

A ILLA DE AROUSA

Tenso pleno extraordinario en A Illa
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Bea Costa

La propuesta del PP para dejar sin efecto la zona residencial fue tumbada por la mayoría del gobierno local. Matías Cañón acabó por cumplir el mandato de la alcaldía y cambió de sitio para poder intervenir en la sesión

29 may 2025 . Actualizado a las 22:30 h.

El PP de A Illa puso el listón demasiado alto. Pretendía tumbar, vía pleno, el plan de tráfico que restringe la circulación por el centro del pueblo mediante la implantación de una zona acotada como residencial, y, como cabía esperar, no lo consiguió. PSOE y BNG hicieron valer su mayoría y votaron en contra de la propuesta de la oposición pero, en todo caso, el acuerdo resultante de la votación de este mediodía es nulo de pleno derecho, según el informe al que dio lectura el secretario.

Sobre este punto hizo hincapié el portavoz del BNG, Manuel Suárez, quien afeó al PP que optase por alimentar este debate con el afán de «montar un circo». «O pleno non é un bar», apostilló. Para entonces ya se estaba caldeando el ambiente en el salón de sesiones al que acudieron docenas de vecinos portando carteles bajo el formato de esquela en los que se leía: «Comercio, Hostalería e Empresa. Non á discriminación para circular pola Illa de Arousa».

La sesión arrancó mal porque nada más empezar la policía local tuvo que desalojar a un vecino que quería intervenir desde el público. Los dos agentes continuaban en allí una hora después, a las dos de la tarde, ante el cariz que había tomado el pleno. A partir de la primera ronda de intervenciones por parte de los portavoces municipales, el público se hizo escuchar para aplaudir las intervenciones de Miguel Paz y Matías Cañón (PP) y para vociferar contra los argumentos de Luis Arosa (PSOE) y Manuel Suárez (BNG). Al primero le reprochaban que tirara de papeleo en vez de dar respuesta a sus demandas y al segundo, que no aclarase expresamente si apoya o no el modelo de la zona residencial. No lo hace, explicó el nacionalista como hiciera días atrás en una entrevista en este diario, por respeto a un pacto de gobierno que atribuye las competencias en materia de tráfico al alcalde, mientras Matías Cañón lo acusaba de «lavarse as mans».

Los políticos reprodujeron el argumentario del pleno anterior; la izquierda le recordó al PP que en 2017 apoyó por unanimidad el Plan de Mobilididade Urbana que incluye medidas para restringir el tráfico en el centro urbano mientras que los populares se defendieron alegando que la zona residencial como tal no figuraba en aquel acuerdo y acusó al PSOE de engañarlos. Incidieron en el «afán recaudatorio» de las nuevas medidas —a partir del 15 de junio se multará a quien circule por la zona residencial sin la oportuna autorización— y de las dificultades para implementarlas a la hora de descargar los QR y cumplimentar la documentación oportuna para obtener los permisos. «A xente non sabe o que ten que facer», le reprochaban al alcalde mientras este tiraba de acuerdos plenarios para avalar sus políticas. Y así transcurrió un pleno en el que la oposición pidió que «se escoitara aos veciños» y el alcalde afirrmó que este proceso de escucha ya se hizo en su día mediante reuniones y encuestas.

Parece que no fue suficiente para convencer a todo el mundo y, con los lectores de matrículas instalados ya en las calles, empresarios y propietarios de alojamientos turísticos instan al gobierno local a reconsiderar su postura; algunos a gritos y visiblemente enfadados y otras clamando un «por favor» dirigiéndose al alcalde «porque el fontanero ya no quiere venir a A Illa».

La gente tiene miedo a las multas que se puedan derivar de la nueva ordenación vial y tanto el PP como el BNG hicieron alusión a ello, aunque desde posiciones muy distantes.

Matías Cañón se sentó este jueves al lado del BNG por orden de la alcaldía
Matías Cañón se sentó este jueves al lado del BNG por orden de la alcaldía Bea Costa

Más allá de avivar el debate, el pleno de este jueves va a tener poca trascendencia en la medida en que ninguno de los actores se ha movido de su posición inicial. A lo que sí obligó es a que Matías Cañón acatase la orden de la alcaldía y se sentase junto al BNG teniendo en cuenta su condición de concejal no adscrito. En el pleno anterior no lo hizo y fue expulsado. En esta ocasión se avino a dejar la bancada del PP «polo meu compromiso co pobo», explicó.