
Cincuenta y cuatro marcas de otras tantas bodegas se disputan un oro que garantiza ventas y prestigio
07 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.El concurso para elegir al mejor albariño de la fiesta cambadesa no deja resquicio para la trampa o el despiste. Los vinos que participan se guardan bajo llave y con vigilancia, y un notario da fe de que todo se ha hecho conforme a la normativa de la Organización Internacional del Vino. Con la lectura del fallo del jurado, esta tarde a los postres del Xantar, se cerrará un proceso que comenzó hace un par de semanas en las bodegas y culmina hoy en el Parador de Cambados. Los 54 vinos de la añada 2015 que se han presentado este año han sido recogidos en bodega por los técnicos del Consello Regulador Rías Baixas, que garantizan así la trazabilidad del producto. Los vinos han sido etiquetados, enfundados en bolsas opacas y lacrados de manera que nadie pueda identificarlos. Después se guardaron en cajas en dependencias del consello, hasta el viernes, cuando se trasladaron al Parador do Albariño, donde se habilitó un almacén dotado de neveras que quedó precintado convenientemente, según informan desde el consello regulador.
El vino vio la luz por fin en la Cata Prima que se celebró por la mañana, en la que se hizo una primera selección. De ello se encarga un panel de cata formado por 24 catadores, trece externos y once del propio consello, un reparto este que permite dar cabida a diferentes percepciones y sensibilidades sobre los albariños, según explica el secretario del consello, Ramón Huidobro. En el panel hay personas relacionadas con las bodegas pero también periodistas especializados y sumilleres. Según las bases que rigen el concurso, de esta primera criba solo pueden quedar entre doce y catorce vinos y, los elegidos, volvieron ayer a las neveras, bajo llave.
El consello toma el relevo
Tras su segunda noche en el parador, los albariños vuelven este mediodía a la mesa del salón Bazán para La Cata Derradeira, tal y como se viene haciendo desde hace 28 años, cuando la denominación de origen se hizo cargo del concurso. El consello recogió la tradición de aquellas catas públicas que se celebraban en Fefiñáns, en las que participaba hasta el párroco Antonio Liste.
La Festa do Albariño ha crecido y se ha profesionalizado, y el concurso también. Ganarlo supone una lotería; «Si se trata de una bodega de tipo medio, hablamos de una producción media de 200.000 botellas, ganar en Cambados le supone vender toda su producción», según explica Huidobro.
El de Cambados no es el único premio en el mundo de los albariños -hay que tener en cuenta que Rías Baixas ampara otras variedades- pero sí es el más prestigioso, por historia y por la cantidad y calidad de los vinos participantes.
Esta tarde, a los postres del Xantar que se celebra en el parque de Torrado se conocerá qué bodega se lleva el preciado oro, y las que quedaron a las puertas y se llevarán la plata y el bronce. Cambados no es Río, pero los bodegueros viven este concurso como sus particulares juegos olímpicos.