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Cómo llevar la mochila sin lesiones

marina santaló VILAGARCÍA / LA VOZ

CAMBADOS

MONICA IRAGO

Los expertos recomiendan correas anchas y bien apretadas, quedando la parte baja de la bolsa a cinco centímetros de la cintura para evitar daños en la columna

18 sep 2016 . Actualizado a las 00:38 h.

A la hora de echarse la mochila a la espalda, el cómo hacerlo, importa. Y mucho. El peso de todos esos conocimientos que los alumnos deben adquirir a lo largo del curso se carga en unas espaldas que, en muchas ocasiones, soportan más kilogramos de los que deberían. Un exceso de peso que puede verse amortiguado con una buena colocación de las mochilas. «Lo principal es aligerarlas pero también influye el modelo escogido y la forma de colocarlas», señala Marga Sobrido, del centro de fisioterapia de Cambados que lleva su nombre.

A la hora de comprar, es importante apostar por una mochila que tenga las correas anchas. Si a esta característica le sumamos una correcta colocación, se evita que la columna se encorve más. «Deben llevarse puestas las dos y bien apretadas», explica la experta sobre la postura más indicada para no generar lesiones. El llevarla colgada solo de un hombro, genera un peso desigual que puede afectar en la curvatura si se convierte en un hábito. Hay más: la parte de abajo de la mochila debe quedar a unos cinco centímetros de la cintura.

Colocación del material

Para compensar el peso, los libros más pesados deben acomodarse en la parte de la mochila que va pegada la espalda. «De esta forma, el peso queda mejor compensado», relata la fisioterapeuta. Recomienda también el uso de mochilas de ruedas pero siempre y cuando se lleven correctamente. Al igual que las que van sobre los hombros, existe una forma idónea de colocación para evitar que el cuerpo quede rotado. «El problema es llevarlas de lado, es algo que hay que evitar. La postura correcta es llevar los hombros rectos y el brazo atrás», indica.

Precio de los libros

Además de pesados, los libros son costosos. Desde la librería Nobel explican que los alumnos de primero y segundo de la ESO que no tienen acceso al cheque de Educación, ni a los bancos de libros gastan más de 300 euros en manuales. El más caro que tienen es el de Historia de Arte (optativo), que supera los 50 euros.

A la hora de hacer cálculos, hay que sumarles el material escolar: libretas, clasificadores y estuches son también los culpables del incremento del peso en las mochilas, mientras provocan el efecto contrario en la economía familiar.

A clase con cuatro kilogramos de peso a la espalda entre libros y material escolar

«Llevaba más peso en Primaria que ahora», señala Marina Miranda Roura. Esta joven de Vilagarcía comienza este año primero de bachillerato en el Instituto Castro Alobre y constata una reducción de la carga de la mochila en los últimos dos años debido a la división de los libros por trimestres. Un nuevo modelo editorial que se implantó para primaria y secundaria y del que no disfrutará este año. «Me parece que tiene muchas ventajas tener tres libros en lugar de uno. Además del peso, se mantienen más nuevos y llegan en mejores condiciones a los bancos de libros», señala. Además, en caso de robo o pérdida, «no es lo mismo tener que volver a comprar o fotocopiar un libro trimestral que uno anual», cuenta. «No es habitual que pase y, además, se suele vigilar que las puertas queden cerradas, pero hubo algún caso», explica Marina Miranda.

Aunque este año tendrá el libro de toda la vida, señala que solo cinco asignaturas cuentan con manual. Prepara una mochila con los de matemáticas, lengua castellana, lingua galega e inglés: un total de 4,120 kilogramos. «Tenemos muchas asignaturas que dan apuntes, siendo raro que coincidan todas las de libro en la misma mañana», señala. Ayer, por ejemplo, solo tendría que cargar los de castellano e inglés, al impartirse Anatomía, Educación Física y Dibujo Técnico sin manuales. Eso sí, «habría que añadirle además del archivador con todas las asignaturas y el estuche; una libreta más ancha, compás, regla y otro estuche con el material para Dibujo», relata. Apostó por el Bachillerato de Ciencias, que permite tres bloques. Todos tienen Matemáticas en común pero cada rama tiene una combinación diferente de las específicas. «Me incliné por Biología y Dibujó Técnico», cuenta. Una opción que descarta Física y Química y por la que solo se decantó otro compañero.

Sobre el carrito como opción, cuenta que lo usó en Primaria. Además de que su uso es más habitual entre los más pequeños, señala que, aunque hay algún niños de primero de la ESO que lo utiliza, la existencia de escaleras para subir a las aulas «complica su utilización». Como estudiante que va al centro educativo en autobús, señala que es más cómodo ‘aparcar’ en el interior una mochila sin ruedas que una normal.

Un peso que todavía no sé echará a la espalda. Al igual que el resto de sus compañeros, estos días le toca recolección de material.