«Estudiaba la oposición, trabajaba y tuve una hija. Hasta se me cayó el pelo, pero valió la pena»

CAMBADOS

Sara Fariña es una de las docentes que se acogerá al concurso de traslados de la Xunta, que en la provincia de Pontevedra moviliza más de mil plazas
08 mar 2019 . Actualizado a las 20:12 h.Querer es poder. Esa es la historia de Sara Fariña, natural de Cambados y profesora del IES Montecelo. Ella es una de las docentes de la provincia que sí o sí tiene que concursar, ya que se sacó la oposición el año pasado y aún no tiene plaza definitiva. Le gustaría, como a casi todos, que cuando le den el destino no le quede muy lejos de casa. Pero está tranquila. «Estoy tan contenta por ser profesora que todo lo que venga seguro que es bueno», señala.
Sara, que en su día estudió un FP superior de estética, empezó a trabajar en el sector de la peluquería muy joven. Estuvo años y años como empleada y luego acabó montando su propio negocio. Le gustaba lo que hacía. Pero siempre tuvo la ilusión de ser profesora. «Siempre pensaba en eso. Sabía que algún día lo intentaría, y al final lo hice», indica.
Consciente de que en su especialidad las oposiciones salen más o menos cada doce años, y que las últimas habían sido en el 2006, pensó que tenía que presentarse a los exámenes del 2018. Empezó a prepararlos tres años antes. Y de qué manera. Tuvo que hacer el CAP en tiempo récord y quitarse también el B1 de inglés. Luego, se puso con el temario. «Entraban 72 temas y había gente que preparaba la mitad. Yo dije que no, que iba a por todas, y estudié 68», cuenta.
De la noche a la mañana se convirtió en una supermujer que hacía de todo. «Estudiaba la oposición, trabajaba y tuve una hija en estos tres años. Hasta se me cayó el pelo por los nervios, pero todo valió la pena», resume.
La meta era conseguir alguna de las veinte plazas de especialidad. Además, se presentaba a un concurso oposición, con lo que contaban los puntos de cada aspirante. Y ella partía con cero. Dio igual. De esas veinte plazas, la Administración dejó diez sin cubrir. Las ocho primeras fueron para personas con puntuación. Y la novena la ganó Sara. Aprobó en julio del año pasado y hasta el 31 de agosto siguió dando el callo en la peluquería. En septiembre, empezó como profesora. No puede ser más feliz: «A veces creo que es un sueño», sentencia.