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Guardando las espaldas de Cambados

Rosa Estévez
rosa estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

CAMBADOS

MARTINA MISER

La vida empujó a Nuria hasta Arousa, donde ha demostrado que sus manos son una buena cura para muchos males

12 may 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Nuria no es nueva en esto. De hecho, lleva toda la vida entrenando sus manos para convertirlas en armas capaces de curar. «Trabajé en Vigo más de veinte años en osteopatía y quiromasaje, pero luego tuve que trasladarme». La vida la empujó, entonces, hasta Arousa. Y, más en concreto, hasta Cambados. «Mi pareja era de aquí, y decidí venirme», relata ella. Aunque venía arropada, esta mujer animosa y energética no tenía muy claro qué iba a ser de su futuro profesional. Sus clientes se habían quedado en la ciudad olívica, y en Cambados el sector estaba bien nutrido. Empezar de nuevo se antojaba harto complicado. Pero, aún así, Nuria hizo acopio de confianza en sí misma y se puso en marcha. «Dicen que soy un poquito buena en lo mío», cuenta. Y abrazada a ese convencimiento, comenzó a buscar un lugar en el que establecer su gabinete.

«Empecé a mirar, y la verdad es que fue desmotivador. Los alquileres son muy altos, demasiado para alguien que quiere empezar a andar, poner en marcha un negocio», relata. Afortunadamente, se cruzó en su camino la puesta en marcha del vivero de empresas del Concello de Cambados. «Me parece una idea maravillosa. A mí, la verdad, me ayudó muchísimo, me permitió empezar. Fue un apoyo impresionante». Así que ella solo tiene buenas palabras para la iniciativa del Concello -el único pero, la ubicación «en un polígono, al fondo del polígono»-. Y para el Concello en general. «Se nota mucha diferencia de una ciudad como Vigo, en la que solo hay ventanillas y números, a un sitio más pequeño, como Cambados, donde hay otro trato, mucho más cercano y próximo».

Con el problema del local solucionado, Nuria pudo empezar a trabajar. Y la fama de sus manos comenzó a extenderse por todo Cambados. «El boca a boca es la mejor publicidad», cuenta. Desde que se puso oficialmente en marcha, por su gabinete han pasado ya decenas de cambadeses buscando alivio para problemas que no logran resolver en los itinerarios sanitarios habituales. «La gente suele venir por problemas de espalda, es lo que más me llega», cuenta una mujer cuya agenda está llena a rebosar de citas. «Por una mano o por un pie, la gente sigue visitando al curandero. Pero yo no ofrezco eso; yo me formé para hacer lo que hago», relata.

Parece que se pueden conocer muchas cosas de un pueblo a través de las espaldas de sus vecinos. «Tengo muchas mariscadoras, muchos marineros, mucha gente de mar», relata. Personas de entre 40 y 60 años de edad que se machacan cada día en sus trabajos. «Es gente dura. En Vigo es otro perfil de gente. Más de city, menos curtida. Aquí son más duros, más rudos», explica Nuria.

Tener que lidiar con espaldas castigadas por el duro trabajo en la seca, o al raño, no le ha hecho variar su forma de trabajar. «Yo hago un tipo de masaje que va muy bien para gente que es dura como las piedras», recalca Nuria, que confiesa que su trabajo le sigue divirtiendo y encantando tantos años después de iniciarse en él. Así que ahí la dejamos, atendiendo al siguiente paciente. Cargada de energía y de fuerza. Y de amor por la localidad del Albariño, un pueblo que la ha acogido con un abrazo y que le ha facilitado el resurgir de su negocio. «Aquí todo el mundo se conoce; si lo haces bien y la gente que pasa por la consulta sale satisfecha, otros vendrán detrás», relata. Debe de ser verdad.

Nuria Caballero recorrió varios locales de Cambados buscando el lugar ideal para establecer su consultorio. Pero no lo encontró. «Los alquileres están por las nubes, son carísimos, inasumibles para alguien que quiere poner en marcha una empresa», cuenta. Por eso, el vivero de empresas del Concello le parece «una gran idea» que facilita mucho las cosas a quien quiere lanzarse al complejo mundo de abrir un negocio. De conquistar a los clientes ya se encarga ella... Y sus poderosas y ágiles manos.