«Prefiero normalizar que debuté en la ACB, que volverme loco; sé mi rol»
CAMBADOS
El vilalongués Javier Cal amalgama ilusión infantil y madurez profesional al hablar de su estreno en la segunda mejor Liga de baloncesto del mundo, tras la NBA
27 ene 2020 . Actualizado a las 13:15 h.Hace una semana Javier Cal Muñiz (5/X/1996) vivía la mayor experiencia en su todavía joven carrera como jugador de baloncesto. A 35 segundos de la conclusión del partido del Monbus Obradoiro en la cancha del Andorra, el técnico santiagués, Moncho Fernández, lo hacía debutar en la segunda mejor Liga del planeta. Una ACB que podría seguir catando hoy, si la intuición del base vilalongués, formado en la base del Xuven desde los 13 años, acierta tras recibir del club al término del entrenamiento del viernes dos entradas para que sus padres puedan asistir gratis al Obradoiro-Valencia Básket de esta tarde.
-Pocos son los jugadores españoles que llegan a debutar en la ACB, y muchos menos, los que se han forjado en canteras de clubes tan modestos como el Xuven Cambados…
-[Se ríe]. No sé cuantos. No sé si del Xuven, alguno más. La verdad es que me hace ver que tengo mucha suerte. Era algo difícil de que pasase. Me siento afortunado en ese sentido.
-¿Cómo recuerda su debut en la segunda mejor liga de baloncesto del planeta?
-Recuerdo estar en el banquillo con la tensión del partido. Las cosas no iban bien. Recuerdo estar fastidiado por ello. Y de repente David Navarro me dice ‘Oye, Javi, atento, que igual sales’. Durante el partido no pensaba en si iba a salir o no. Solo que le saliesen las cosas bien al equipo. En ese momento me puse nervioso. Pensé, ‘Ala, a lo mejor salgo a la pista’. Era la primera vez que iba convocado con el equipo ACB, y no me podía creer que saldría a pista. Moncho pidió un tiempo muerto, y me dijo ‘Javi, estás dentro’. Explicó lo que iba a hacer en esa jugada, y lo que podía hacer en la siguiente. Me cambió por Pepe -Pozas-. En ese momento se me pasaron los nervios, pensando solo en hacerlo bien. Moncho me dijo ‘Olvídate de cómo está el marcador. Disfruta esta experiencia. Te lo mereces. Te lo has ganado” Me llena de orgullo que me dijese eso. Son unas palabras de las que no me voy a olvidar.
-¿Y qué le dijo después del partido Moncho Fernández?
-Yo le quería dar las gracias por haberme dado la oportunidad de entrenar con ellos, algo que ya debería haber hecho antes, pero no encontraba el momento. Le dije que me emocionaba que me dijese lo que me dijo. Me contestó que estaba bien que me hubiese emocionado, que era una parte importante de la vida, que siguiese trabajando y estudiando. Palabras de cariño. También me dijo ’Y no olvides quién te hizo debutar’, en broma. Excusaba decírmelo.
-Habrá tenido que recargar el móvil mucho más de la cuenta esta semana...
-Sí. [Risa]. Un montón de gente, de familiares, de amigos, me enviaron muchísimos mensajes, felicitándome. Diciéndome que había trabajado mucho estos años, que me lo merecía por todo lo que había trabajado. Se acordó mucha gente de mí. La verdad es que fue bonito.
-En octubre del 2014 dejó el Xuven Cambados por sus estudios en Santiago. ¿Cómo han sido estos últimos casi 6 años de su vida?
-Bueno [Risa]. Son muchos años para resumir. Vine a Santiago, y el Obra B estaba en Autonómica. Era un equipo más aficionado. Entrenabas menos. Al año siguiente sacamos equipo en Nacional, con gente muy joven, el 90 % júniores; fue un año complicado, pero empezamos a entrenar más duro. Después, otro año más en Nacional y subimos a EBA, y cada vez con una dinámica más profesional; con más medios, más horas, con Oriol Junyent de entrenador, y ya empezó a participar gente de la cantera en el primer equipo, echando una mano en la pretemporada sobre todo. Y estos dos últimos años, con Denís -Pombar- como entrenador, y Manu -López- de preparador físico, la verdad es imposible ser más profesional que ellos. Cogen los medios que tenemos y los aprovechan al máximo. Si te gusta entrenar, y gente dispuesta a entrenar contigo todo el rato, es una maravilla. Se preocupan muchísimo por nosotros, también de que estudiemos. Denís todavía se alegró más que yo cuando me dijeron que iba a entrenar con el primer equipo. Aunque suene a tópico, sin ellos dos, Denís y Manu, esto no sería posible.
-Se ha hecho un pequeño hueco en el grupo de jugadores con los que trabaja Moncho Fernández a diario. Es de imaginar que no habrá sido fácil. ¿Sigue viviendo por y para el baloncesto, como cuando jugaba en Cambados?
-[Risa]. Bueno. Entreno un equipo de minis. Ahora, al estar con el primer equipo, solo puedo ir una vez a la semana con ellos. Entreno bastantes sesiones a la semana, mañana y tarde, estudio un ciclo semipresencial en Peleteiro de técnico en deportes especializado en baloncesto. Y fuera de lo que es el baloncesto, estoy con las últimas siete materias de la carrera de Relaciones Laborales. Y también soy el tutor de la residencia de jugadores del club. Empecé a entrenarme con el primer equipo el 7 de enero. Son muchas horas estos últimos años para poder estar bien físicamente, tácticamente y técnicamente para estar preparado para ayudarles -a los jugadores del Obradoiro de la ACB- a entrenar, que es la función que tengo. Prefiero normalizar que he debutado en la ACB, que volverme loco. El debut están bien, pero sé cuál es mi rol, ayudar a que los entrenamientos tengan la mayor calidad posible.
-Asumido su rol presente, ¿se ve en algún momento en el róster del Obradoiro como un jugador con recorrido en la ACB?
-¡Ufff…! ¡Qué pregunta más difícil! [Risa]. Obviamente, a mí me encantaría que eso fuese posible. Estoy disfrutando de la experiencia al máximo, ayudándolos en todo lo posible. No pienso tanto en adonde me va a llevar esto, como en disfrutarlo.
«En la fase de ascenso a Plata de O Pombal me pasó un poco lo mismo. Estuvo bonito»
-Decía en el 2012, con 16 años, en un reportaje en este periódico, que era usted más de NBA que de ACB. No sé si ahora, tras ver la cosa desde dentro, sigue opinando lo mismo…
-Bueno. A ver. Con 16 años, lo típico, tiras por el espectáculo puro y duro, por lo que más se vende. La NBA tiene más alcance mediático. Pero con los años fui cogiendo más gusto por la táctica, y con el tiempo voy valorando más el baloncesto europeo que el americano. Cuando llegué al Obradoiro, con 18, me metí más a tope con la ACB. Ves las cosas de otra manera que con 16.
—Volviendo a aquellos 16, entonces se miraba en los espejos de Steve Nash y John Stockton…
—Sí. Yo siempre vi mucha NBA con mi padre. Grabábamos los partidos y los mirábamos después. Siempre me gustaron los bases inteligentes, que pasan el balón. Ahora en la NBA pocos quedan de ese tipo. Está Ricki.
—Europeo...
—Europeo, sí.
-¿Todavía guarda la estadística plastificada de su debut con el primer equipo del Xuven?
-Tengo un póster que se sacó del Xuven. Salgo yo con todos los compañeros, lo tengo en casa de mi abuela. Guardo muchos buenos recuerdos de aquella época.
-¿Y ya ha plastificado la estadística de su debut con el primer equipo del Obradoiro?
-Todavía no la he plastificado. Sí guardo alguna captura de pantalla que me han mandado. Tengo pensado imprimir alguna cosa que he recibido, y guardarla en papel.
-¿Qué lugar ocupa en su perfil de jugador su etapa en el Xuven?
-Es una parte bastante importante. Cuando era cadete y cuando era júnior, además de hacer muchos amigos, me tocaba asumir un poquito más de responsabilidad que cuando jugaba en Porriño, y eso me vino muy bien. Y después, me tocó entrenarme con el primer equipo, primero en EBA y después en Plata, y aprendí muchísimo. De Alberto -Rodríguez-, Chufi, mi entrenador en el júnior, aprendí muchísimo, y con Yago -Casal-, un montón de detalles en defensa, que todavía me son muy últiles el día de hoy.
-Con 16 años fue usted el jugador número doce del histórico ascenso cambadés a LEB Plata...
-Sí [Risa]. Un año inolvidable. Era una plantilla increíble. La fase de ascenso fue en casa. Era increíble la gente que había en el pabellón. Me pasó un poco como ahora. Me dieron unos segundos al final del último partido como premio. Había estado toda la temporada ayudando al equipo, y el entrenador me dijo ‘Venga, para dentro’. Estaban mis amigos por allí, pidiendo desde la grada que me sacasen, gritando mi nombre. Si no recuerdo mal, me cambiaron por Emilio Oubiña, que también era canterano. Estuvo bonito.
-¿No sé qué le produce ver a su ex equipo hundido hoy en el último puesto de Primera Autonómica?
-Tengo conocidos y colegas que están jugando en el Xuven. Por una parte, están intentando que el club vuelva para arriba. Por otra, da como pena, rabia, por lo que había allí, y que esté en esta situación. Pero en el Xuven están trabajando bien, con bastantes niños, un equipo femenino. Poco a poco se están reconstruyendo.