El arte de tejer con los dedos llega a Cambados y llena el armario de bolsos

Bea Costa
bea costa CAMBADOS / LA VOZ

CAMBADOS

MONICA IRAGO

La demanda de talleres de macramé desbordó la oferta de la Casa das Formigas

19 ene 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace un año abría sus puertas en Cambados la Casa das Formigas, un espacio en el que hay libros, pero es más que una librería, y en el que se venden artículos de regalo, pero no es un bazar. Es un negocio polivalente en el que, además de comprar, también se puede aprender a hacer, joyería con resina, una corona de mimosas o una vasija de cerámica.

El año arrancó con un taller de macramé y fue tal la demanda de plazas que Cristina, la propietaria, tuvo que organizar un segundo turno para la tarde del sábado; no fue suficiente y hoy se celebrarán dos talleres más. Ella fue la más sorprendida por la gran aceptación que tuvo esta iniciativa y no menos asombrada se confiesa la profesora, Ana Loredo.

Con estos buenos augurios se presentó ayer en Cambados para enseñar cómo hacer un bolso con cuerda. El macramé permite crear haciendo nudos, pero Ana aplica una técnica algo más sofisticada; es el arte de tejer con los dedos, explica, y así lo viene cultivando desde 2019 en el negocio que tiene en Vigo, en los colegios y allí donde la llaman. Con formación en Bellas Artes y Diseño de Interiores, un buen día decidió dar un vuelco a su vida, dejó un trabajo estable que la asfixiaba y abrió un taller en As Camelias, donde solo hacen falta tres herramientas para ponerse a trabajar: las manos, un poco de cuerda y ganas.

Además de escuela, también hay tienda, en la que se puede encontrar una amplia gama de elementos decorativos para la casa y complementos para vestir. Lo que más le gusta a Ana, y las hace solo por encargo, son las cortinas, — «la obra de gran formato es muy impactante», comenta—, aunque confiesa que siente debilidad por los bolsos, porque son una pieza muy versátil para dar rienda suelta a la creatividad de cada una. Hay que hablar en femenino porque ayer todas sus alumnas eran mujeres. El macramé no es solo para ellas —algún varón también acude a sus clases—, pero las mujeres son mayoría aplastante a la hora de atreverse a tejer con los dedos.

Ana Loredo se presentó ayer en Cambados bien provista de cuerda de algodón reciclado que puso a disposición de sus alumnas para hacer bolsos que colgarán en el armario y, probablemente, lucirán de paseo por el pueblo.