El jefe de los veterinarios del CAAN advierte de que el abandono es el maltrato más frecuente de todos
15 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.José Luis Pedreira (A Coruña, 1975) comparecía a finales de agosto del año pasado para presentar una campaña de adopción de perros maltratados de la Diputación, y advertir de que cada vez son más los casos.
-Expresaba entonces una auténtica preocupación por el incremento de casos.
-Sí que es cierto que en estos últimos meses, desde enero incluso que fue la incautación de Ponte Caldelas y unos meses después la de Soutomaior, se incrementaron muchísimo las llamadas por maltrato animal, las incautaciones a través, o de la Consellería o del Seprona, y además el número de perros, porque creo que fueron once en Caldelas y once o doce en Soutomaior. Después hubo alguno más pero con un número menor de animales. Si el abandono es una lacra social, un problema social, el maltrato, lo es sobremanera.
-¿Por qué hay más ahora?
-Creo que es sencillamente por una mayor concienciación ciudadana, de no permitirlo. La gente sí que es cierto que si ahora ve casos de maltrato animal, se anima a denunciarlo o a que se conozca a través de su ayuntamiento, de Medio Ambiente, de nosotros o del Seprona, y al haber esta denuncia se puede actuar sobre esa gente. Muchas veces sin esa colaboración ciudadana es muy difícil llegar a conocer esos casos.
-Entonces no es haya más maltrato, sino que se sabe más.
-Carecemos de cifras oficiales, eso es evidente. No sabemos cuántos perros están siendo maltratados en este momento. Lo que sí sabemos es que en los últimos meses está habiendo un incremento de casos conocidos de maltrato animal. Probablemente esos perros ya llevasen más tiempo siendo maltratados, creemos que en los casos tanto de Caldelas como de Soutomaior. No es que en estos momentos la sociedad esté maltratando más, sino que se están dando a conocer más casos.
-¿Es el abandono la forma más frecuente de maltrato animal?
-Sí, por definición, el maltrato animal es cualquier estrés o sufrimiento innecesario que se le provoca a un animal. El propio estrés del abandono es un maltrato, y eso, el abandono, sí que es cierto que lo vivimos a diario. Dentro de lo que es el maltrato hay algunos más graves, como estos casos de desnutrición como en Soutomaior, con perros con enfermedades generalizadas de piel que si no se llegan a tratar pueden desencadenar la muerte del animal. Sobre todo, la desconfianza de los animales es mucho más grave, pero también es un maltrato animal el propio abandono.
-¿Todos los maltratadores tienen intención de hacer daño al animal, o no siempre?
-No sé si quieren o no quieren porque eso sinceramente nos lo debería contar un psiquiatra, pero sí sé que en el maltrato animal, le puedes causar un daño físico o psicológico, pero le estás causando un daño. No siempre tiene por qué ser físico, no tiene por qué ser pegarle a un animal. Un daño psicológico, de privación de luz, una amenaza, también es un maltrato animal. De hecho, los problemas clínicos tienen una solución a veces más difícil o más fácil dependiendo de su estado o con las lesiones con que vengan, pero si vienen delgados, le puedes dar vitaminas si tienen pulgas, garrapatas, parásitos intestinales lo desparasitas y eso tiene una solución, rápida más o menos en el tiempo, pero sencilla a veces. Pero los daños psicológicos a un perro, la desconfianza que genera ese maltrato psicológico al animal y que empiece a desconfiar de las personas, a veces es muy difícil la reinducción de ese comportamiento del animal, y requiere muchísimo esfuerzo, tiempo y paciencia. Es decir, el maltrato físico es malísimo y las lesiones, pero el psicológico igual o peor.
-¿Es más difícil la recuperación psicológica o la física?
-Depende del caso y hasta dónde llegue ese daño psicológico. Lo que sí te puedo decir es que devolverle la confianza a un animal que la ha perdido hacia las personas es muy complicado, requiere de mucha dedicación, que el animal te deje de ver como enemigo o una amenaza y empiece otra vez a confiar en ti. Y de verdad, es una tarea a veces difícil en la que desde un punto de vista etológico lo trabajamos muy profundamente en el centro. Pero normalmente las respuestas son largas en el tiempo y requieren de bastante trabajo a lo largo de los meses. Muchas veces cuando lo adoptan ya lo entregamos con un comportamiento no tan esquivo o de más confianza hacia las personas, pero hay veces que hay que seguir tratándolo y trabajando durante toda la vida ya del animal.
-¿Es contraproducente darlos en adopción antes de que estén completamente curados?
-Sí, hay que darse cuenta de que los animales están en una casa en unas condiciones pésimas, malas, lo que sea. Se hace la incautación y los animales lo que saben es que se les monta en una furgoneta, que vienen con gente totalmente desconocida, que vienen a un centro, que no conocen, que ya tiene ellos ciertas reticencias porque ya han sufrido ese maltrato físico o psicológico, que para ellos es algo todo novedoso y lo ven desde el miedo y la desconfianza. Entonces evidentemente, nosotros tenemos que empezar a trabajar desde ese minuto cero, intentar recuperarlo lo máximo posible para intentar darlos en adopción. Lo que nunca podemos hacer es que a media recuperación los volvamos a entregar en adopción, porque el perro no sabe si va a ir para un sitio mejor. Él lo que sabe es que otra vez lo que conoce, la gente en la que empieza a confiar y otra vez que él se estaba recuperando lo entregarías a otras personas que ni conoce, que se va a otro ambiente y volvería a echar atrás esa recuperación. Por eso sí es muy importante que cuando tú entregues un perro esté recuperado psicológicamente, en las mejores condiciones. Siempre van a tener a veces ciertos recelos y desconfianzas, pero tienes que ver ese punto en el que el animal ya puede volver a enfrentarse a un cambio de propietario y de casa que ya sea definitivo.
«Requiere de mucha dedicación que el animal te deje de ver como enemigo
o como amenaza»
«Todos los trabajadores tienen que pasar por donde está el can y acariciarlo y jugar»
La recuperación psicológica de un perro maltratado es tan importante como la física, aunque mucho más larga y compleja a veces, advierte Pedreira.
-No todos los perros reaccionan igual ante el maltrato y el tratamiento, ¿verdad?
-No es el mismo para todos ni tienen la misma respuesta al tratamiento, eso es evidente. Tienes que adecuar cada uno de los tratamientos psicológicos, etológicos, hacia el animal y dependiendo de su evolución. Hay perros que son más jóvenes o llevan menos tiempo maltratados, o ya tienen un carácter que ellos querían confiar en las personas, y tienen una recuperación mayor en menos tiempo. Hay otros a los que les cuesta un poquito más. Pero como es un trabajo diario con dedicación, no solo veteranía, ahí no nos implicamos solo los veterinarios. Nosotros marcamos las pautas y trabajamos con los perros, pero es un trabajo desde el primer trabajador del centro hasta el último. Desde los limpiadores y cuidadores, todos tienen que pasar por allí, acariciar al animal, intentar jugar con él, que vea que puede volver a confiar en toda esa gente, y ese trabajo de grupo en el centro es lo que hace que los animales se vayan recuperando poquito a poco. Dependiendo de su evolución vas adecuando las pautas de tratamiento.
-¿Y cuando llegan al centro?
-Lo primero es proporcionarles ya un ambiente lo más agradable posible en el que ellos puedan estar cómodos y bien. Y después, lo siguiente y fundamental es la valoración de su estado tanto sanitario como psicológico. Todos los animales que entran en el centro y han sido maltratados pasan una revisión veterinaria para valorar su estado físico y psicológico. Y a partir de ahí empezar a pautar tratamientos y a trabajar con ellos. Ya reubicados en sitios donde se van a quedar, que sean lo más cómodo y confortables posible para ellos. Siempre sabiendo que esto no es ambiente familiar, de una casa, que eso es súper importante, pero desde las posibilidades de un centro de acogida, las mejores que ellos puedan tener.
-Primero, una cuarentena. ¿Les perjudica ese aislamiento inicial?
-Ese aislamiento no es un período prolongado, depende también de la carga parasitaria. Y si son animales que han estado ya en grupo, la cuarentena la pueden pasar ya en ese grupo. Si ya estaban juntos y su estado es parecido, se mantienen juntos para no tener problemas de estrés.