En Vilagarcía hay una gran comunidad de jugadores del Pokemon Go; y se trata de gente de todas las edades
27 dic 2018 . Actualizado a las 17:30 h.Santos es de Meis, tiene cuarenta y tantos años y es cazador de Pokémons. Descubrió esa actividad hace algún tiempo, por culpa de su perro. El animal quería salir de paseo todas las noches y, rebuscando en el teléfono algo que hacer mientras acompañaba a su mascota en su ronda nocturna, dio con el Pokémon Go. El juego le gustó tanto que acabó enganchado a él. Así que ahora, si lo invitan y puede, acude a Vilagarcía para participar en cazas en grupo, quedadas y otro tipo de misiones que, para los profanos en la materia, son difíciles de entender. No se crean que el de Santos es un caso único. Son muchos los adultos que de vez en cuando se sumergen en este mundo poblado por seres fantásticos con poderes fantásticos. «En nuestra comunidad hay mucha gente, de todas las edades: de nueve a 54 años», nos cuentan.
Hablamos bajo una lluvia impenitente, en el parque Miguel Hernández. Allí habían sido convocados, a mediodía, los cazadores de Pokémons de la zona. Hacía falta que acudiesen a la cita al menos cinco, porque la pieza que se querían cobrar no era una cualquiera. «Es un Deoxys. Es especial», nos explican. Es especial y lo bastante fuerte como para necesitar la fuerza combinada de varios cazadores para poder atraparlo. Por eso, los dos primeros rapaces en llegar a la cita miran a su alrededor con cierta inquietud. Hoy no llueve miudiño: caen chuzos de punta. Con semejante panorama, es más que probable que la expedición de caza se vea frustrada... ¿No? Pues no. Justo a la hora convenida, comienzan a llegar más participantes en la batalla. Al final, forman un ejército compuesto por algo más de una decena de soldados que, teléfono en mano, se emplean a fondo para vencer a Deoxys. Y lo logran.
Con el objetivo cumplido, la lluvia parece molestar más. Aún así, los integrantes de esta comunidad Pokémon se detienen para saciar nuestra curiosidad pasada por agua. «Hace unos años, jugar a esto era una moda. Pero luego, cuando se pasó, quedamos los que realmente disfrutamos con este juego», nos cuentan. Son muchas las cosas buenas que ven en esta práctica. «Es un juego de estrategia y de paciencia», apunta uno. «Te permite relacionarte con gente que de otra forma no conocerías, y te invita a andar». Y eso, lo de andar, es un argumento que se repite una y otra vez, especialmente entre los cazadores de más edad, que los hay. Algunos presumen de llevar en las piernas unos cuantos kilómetros gracias a esta afición por el mundo Pokémon.
Cuando la lluvia no se cuela en la quedada, el grupo crece como la espuma. La comunidad Pokémon de Vilagarcía está formada por unos 130 habituales, que llegan a los 229 si contamos a todas las personas de municipios limítrofes que de vez en cuando se acercan para compartir alguna actividad especial con los jugadores de la Perla de Arousa. Se han llegado a reunir grupos tan numerosos «que nos han confundido con excursiones, con equipos de fútbol, hasta con protestas», nos relatan. «Delante del Concello una señora nos preguntó para qué era la manifestación; cuando le dijimos lo que estábamos haciendo, alucinó», relatan. En Ravella, ante el Concello, hay un gimnasio, un lugar del mundo real donde acuden los jugadores para entrenar a sus Pokémon, También están las Pokeparadas, aquellos puntos a los que deben acudir para recibir objetos como pociones, armas... De unos y de otros hay varios en Vilagarcía.
Algunos de los integrantes de esta sorprendente comunidad se autodenominan «frikis». Es una palabra que les gusta, una condición en la que se sienten a gusto. Otros aseguran que, de frikis, nada. «Esto no es más que un juego. Es verdad que engancha, porque es entretenido y porque no para de evolucionar», dicen. Estamos en el nivel cuarenta de complicación del Pokémon Go, y la cosa no para de evolucionar. Así que hagamos caso a los que saben de esto: «Hay juego para años».