O Grove encabeza una apuesta por el compostaje que se afianza en la comarca

Rosa Estévez
rosa estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

O GROVE

MONICA IRAGO

El Concello meco se ha incorporado a varios programas para impulsar este sistema

07 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El Concello de O Grove va camino de convertirse en avanzadilla de la revolución pendiente en la gestión de residuos urbanos. El gobierno local ha hecho una radical apuesta por el compostaje como fórmula para tratar los restos orgánicos, la famosa fracción que se va a los contenedores verdes. En ese camino se está trabajando desde distintos frentes, según indicaba ayer la concejala Ángeles Domínguez. Por un lado, dentro del plan Revitaliza de la Diputación de Pontevedra. Por el otro, gracias a una línea de subvenciones enmarcadas en los Planes de Impulso del Medio Ambiente del Gobierno central.

El apoyo de la Diputación de Pontevedra a este programa resulta decisivo, y permitirá al Concello dar un impulso definitivo a la implantación del compostaje a lo largo del año 2018. En ese tiempo se elaborará un plan de residuos específico para el municipio, y el concello recibirá una subvención de 85.139 euros, el 70 % de la inversión final, para una importante inversión en la adquisición de «composteiros individuais, colectivos e a máquinaria precisa para a implantación do novo sistema de tratamento».

Con esos fondos, O Grove se hará con un total de 591 composteros individuales, con los que, según los cálculos de la Deputación de Pontevedra, se podrá dar servicio a unos 2.460 vecinos. Además, se comprarán 46 módulos para centros de compostaje comunitario, de tal forma que, en los próximos meses, se crearán en la localidad cinco centros más de compostaje, ampliando una red que ahora tiene dos estaciones, una en Confín y otra en Terra de Porto, y que en cuestión de días contará con una tercera parada en O Sineiro. Se pretende dar servicio, de esta manera, a unos 5.063 vecinos más de la península meca.

Al margen de este programa provincial, el Concello también ha logrado una subvención del Plan de Impulso al Medio Ambiente del Gobierno central. Son, en total, 35.506 euros con los que se financiarán 296 composteros individuales, instrumental necesario, y campañas de información y sensibilización.

Así que, cuando finalice el plan de compostaje puesto en marcha en O Grove, en la península meca funcionarán 1.337 composteros individuales, ya que por el territorio meco hay repartidos en estos momentos unos 450 de estos colectores, según los datos facilitados ayer por el Concello.

Desde este organismo reconocen que el proceso, que supone una auténtica revolución en lo que a tratamiento de residuos se refiere, será lento. También son conscientes en la Deputación de Pontevedra de que los cambios deben abordarse «por fases, de xeito paulatino». Pero lo importante es que arranque. Y en el caso de O Grove, esa gran transformación ya tiene fecha de inicio: será, en todo caso, dentro del año que viene.

Un modelo que sigue creciendo en el barrio de O Piñeiriño y en Cambados

Manuel Varela forma parte del personal del Plan Revitaliza de la Diputación. Este mestre composteiro se encarga de gestionar los centros de compostaje comunitarios de Vilagarcía y A Illa. Son dos localidades con dos casuísticas diferentes. Vilagarcía, la cabecera de la comarca, es una ciudad en la que el desembarco de este modelo de gestión de los residuos orgánicos fue recibido con muchas dudas, sospechas y temores. A Illa, por su parte, tiene ya una larga tradición en esto de hacer compost. Primero, cada uno en su huerta. Ahora, también, en los composteros colectivos colocados por la Deputación de Pontevedra.

Asegura Varela que, tanto en uno como en otro caso, el sistema está funcionando bien. Ayer le tocaba trabajar en Vilagarcía de Arousa, donde el barrio de O Piñeiriño se ha convertido en vanguardia de la revolución que viene en lo que a gestión de residuos se refiere. «Como non hai nada perfecto, voulle dar un nove», dice Vázquez cuándo se le pregunta cómo funcionan estos composteros comunitarios. No solo hay muchos vecinos que se han acostumbrado a depositar sus residuos en esos recipientes, sino que también crece la nómina de quienes acuden a ellos, una vez rematado el proceso, para recoger el compost allí elaborado. «Hoxe [ayer] veu un home dúas veces, cunha carretilla, para levar para a súa horta», explica el maestro compostero. ¿Y qué decir de A Illa? «Na Illa funciona estupendamente. Está colocado estratexicamente, diante dun supermercado que tamén participa no plan. A verdade é que se nota que é unha localidade que ten unha conciencia moi grande da compostaxe», concluye.

Emilio Rodríguez es el maestro compostero que se encarga de los municipios de Cambados, Ribadumia y Sanxenxo. Esta última localidad es la que avanza más lentamente en el proceso del compost. Pero en Cambados, asegura, las cosas marchan tan bien que el Concello tiene previsto poner en funcionamiento dos nuevos centros comunitarios en un corto espacio de tiempo: uno en las inmediaciones del Gadis de la Avenida de Galicia, el otro en una zona verde de la zona de San Tomé.

En la villa del albariño está previsto instalar colectores en dos nuevas zonas

«La intención es crear hasta ocho centros comunitarios»

Carlos Silva es el encargado de coordinar a los maestros composteros que ayudarán a transformar el sistema de recogida de basuras en O Grove. Estos días su actividad está focalizada en la zona de O Sineiro, donde este fin de semana empezará a funcionar un nuevo centro de compostaje comunitario. No es el único que está por venir. Según explica Silva, la intención es llegar más pronto que tarde a disponer de ocho estaciones de este tipo. Dos ya tendrían ubicación elegida: uno en la zona de Rons, otro en Virxe das Mareas. Los otros tres centros de compostaje comunitario estarían aún por ubicar. Para tomar esa decisión, los técnicos del plan Revitaliza están haciendo un estudio. «Estamos recabando datos sobre cómo se gestionan los residuos en varias zonas, cómo se hacen las separaciones domésticas, y caracterizando las zonas». A partir de ese trabajo inicial, se tomarán las decisiones que haya que tomar, explica Carlos Silva. Él ha sido testigo del desembarco del compostaje en la península meca. «Aquí llevamos un año trabajando con los composteros comunitarios y la verdad es que están funcionando muy bien». Y es que, como ocurre en el resto de la comarca, la gente ha podido comprobar que el sistema no da los fallos que tanto se temían: malos olores, insectos... Es más, hasta el compost que sale de este proceso ha cosechado un rotundo éxito entre los grovenses. «Cuando lo sacamos, desaparece en uno o dos días», asegura el coordinador del plan de compostaje.