El mar volvió a mirar a los ojos a los participantes, que no dudaron en aceptar el reto para completar las siete millas náuticas que separan O Cofín y Coroso
28 jul 2019 . Actualizado a las 05:00 h.El día amaneció duro, imposible para los 39 nadadores que se dieron cita en la playa de O Cofín, en O Grove. El motivo que los llevó allí no era otro que la celebración de la tercera edición del Arousaman, travesía de aguas abiertas que busca concienciar a la sociedad gallega y española sobre el daño cerebral adquirido.
Como hace dos años, el mar volvió a mirar a los ojos a los participantes, que no dudaron en aceptar el reto para completar las siete millas náuticas que separan el arenal grovense de la playa ribeirense de Coroso. Aunque su llegada a la capital barbanzana se estimaba hacia las 14.30 horas, la comitiva arribó pasadas las 16.30, después de siete horas recorriendo las gélidas aguas de la ría.
«Lo cierto es que fue la travesía más dura, una auténtica barbaridad. Había una surada terrorífica, además de una corriente muy fuerte», afirmó Juan Manuel Martínez Saíñas, organizador de una actividad que nació como homenaje y apoyo a Manolo O Nacho, su hermano.
Emotivo
La dureza de esta Arousaman fue el gran condicionante de la jornada. «Llenamos el mar de boyas, a pesar de que el cielo estuviera encapotado y el viento entrase por todos lados. Fue como una guerra, una metáfora perfecta de lo que es esta enfermedad», destacó Martínez.
Aunque la organización había previsto realizar actividades durante toda la mañana para esperar a los arousamanes, la lluvia que cayó de forma incesante lo impidió: «Aún así hubo gente que estuvo hasta el final en la playa. Mereció la pena el esfuerzo».
Recibidos uno a uno por el propio Manolo O Nacho, los nadadores pudieron disfrutar en Ribeira de una comida conmemorativa. «Tuvimos representantes de la asociación Sarela, a la que se destinará el dinero que se recaude. El alcalde de Ribeira, Manuel Ruiz también acudió», afirmó Martínez, quien tiene claro que dentro de dos años volverán a repetir la actividad.
«En el 2021 otros 40 nadadores volverán a recorrer la ría. Queremos mantener ese número porque preferimos que sea algo muy familiar», reconoció el promotor de una actividad que, tres ediciones después, ya ha conseguido que la sociedad empiece a hablar y a preocuparse sobre el daño cerebral adquirido.