O Grove, Bata y Amegrove se alían para reciclar plástico «pescado» en la ría
O GROVE
Dos proyectos coordinados permitirán crear un taller en la península meca
26 oct 2021 . Actualizado a las 04:47 h.Dicen que el círculo es la forma geométrica más perfecta. Y circular es el proyecto que, gracias al Galp, va a arrancar en O Grove. Lleva inscrito, en su interior, un triángulo: el que forman el Concello, el sector del mar y la asociación Bata, las tres entidades que se han asociado para desarrollar una iniciativa que pretende convertir el plástico que flota en el océano en objetos con toda una vida por delante. La iniciativa, explica la concejala de Medio Ambiente, Ángeles Domínguez, es «ilusionante». La edila socialista recuerda que O Grove lleva tiempo trabajando con BATA en proyectos diversos, en los que ha podido conocer de primera mano el rigor y la profesionalidad con la que desempeñan sus faenas los trabajadores de la empresa de inclusión social que tiene esta entidad.
En cualquier caso, el proyecto es doble, y se sustenta sobre dos iniciativas trazadas en paralelo y que han conseguido el aplauso -y la financiación- del Galp Ría de Arousa. La primera parte de dicho programa supone una primera alianza de los productores de mejillón de Amegrove con el mar que les sirve el sustento. Amecomar es un proyecto de «sensibilización e concienciación ambiental para a recollida de plásticos no mar durante a súa actividade produtiva para o seu posterior traslado a terra». El material así pescado será depositado en unos depósitos destinados a tal fin, en los que también se podrán dejar los sacos utilizados en la depuración y cocido del mejillón.
Esta es la primera fase del plan, para cuyo desarrollo Amegrove ha obtenido una subvención de 23.789 euros del Galp Ría de Arousa. ¿Y qué ocurre a partir de ahí?. Pues en el puerto es donde entra en juego la maquinaria municipal y el segundo proyecto que se ha conjurado en O Grove contra la contaminación marina. Lleva el nombre de O Grove Sostible y consiste, básicamente, en cerrar el círculo que se ha comenzado a trazar en el mar. La colaboración de Amegrove está clara, y la concejala de Medio Ambiente, Ángeles Domínguez, confía en que no tarde en concretarse la de la cofradía San Martiño. Los plásticos pescados en el mar, una vez depositados en los contenedores existentes en los puertos, serán recogidos por camiones del Concello, que los trasladarán a un taller de clasificación y reciclaje.
Ese taller se ubicará, al menos de momento, en el almacén municipal, donde se habilitará un espacio para acumular el material llegado del puerto y otro para instalar la maquinaria precisa para convertir esos residuos en nuevos objetos -macetas y bancos- que permitan dar una segunda vida al plástico. De realizar esa alquimia se encargará un equipo integrado por trabajadores de Bata. Diez trabajadores con trastornos del espectro autista demostrarán una vez más, a través de esta oportunidad de empleo, lo que ya han dejado claro siempre que se les ha dado la ocasión de hacerlo: que son excelentes profesionales. Contarán, como siempre, con el respaldo de dos monitores.
Los dos proyectos que están arrancando en O Grove son, a juicio de Rosa Carballo, gerente del Galp Ría de Arousa, «muy interesantes». En primer lugar, porque son proyectos en los que están implicadas distintas entidades: una administración pública, la parte social que aporta BATA y una parte productiva, Amegrove. Además, son proyectos con impactos positivos con el medio ambiente, ya que permitirán luchar contra la contaminación marítima utilizando como herramienta la «r» del reciclaje, fundamental mientras como sociedad global no aprendamos la urgencia de reducir los residuos que generamos. Además, es un proyecto contagioso: «En las presentaciones que se hicieron, otros colectivos mostraron su interés por esta iniciativa».
En el caso de BATA, su experiencia en la recogida y clasificación de residuos marinos está más que contrastada. A fin de cuentas, la asociación -de nuevo con respaldo del Galp-, realizó el Proxecto Coador, que permitió que 17 personas con trastornos del espectro autista adquiriesen conocimientos teóricos y prácticos sobre la gestión de los residuos. Durante 22 jornadas de trabajo en distintas playas arousanas recogieron ingentes cantidades de basura marina devuelta por el mar. El 83 % de esos residuos eran plástico.