
La oposición critica la gestión del Concello y habla de desorganización
18 ago 2022 . Actualizado a las 20:46 h.La suciedad y los malos olores se han convertido en una constante este verano en las calles de O Grove, algo que a todas luces es incompatible con un pueblo que pretende ser un destino de excelencia turística. Pero lo cierto es que son numerosas las voces que denuncian que el municipio nunca había mostrado una imagen tan desaseada, y menos en temporada alta. La falta de limpieza ha llevado a vecinos y comerciantes a criticar duramente la gestión municipal en este asunto. Una cuestión que denuncian también desde la oposición. De hecho Beatriz Castro, portavoz del PP en la localidad, va un paso más allá. «Non só é que estea todo sucio, senón que damos sensación de abandono», comenta. «Sobre todo na zona de San Vicente onde os colectores ás veces nin se baleiran». Y es que la popular cree que el gobierno no tiene excusa para semejante dejadez «antes dicían que non había persoal, pero hai unha tremenda desorganización en canto a limpeza e mantemento de zonas públicas». Así que exige del ejecutivo de Cacabelos una reacción inmediata, «porque estamos vivindo da marca O Grove, pero se non a coidamos morrerá ».
Lo mismo piensan en el BNG, que apunta a un problema de organización del personal contratado para llevar a cabo estas tareas. «Non pode ser que teñan a catro empregados sacando herbas dunha baldosa, con medios rudimentarios, tendo maquinaria que pode facer ese traballo», explica el nacionalista David Torres.
Vaya uno por donde vaya, proliferan las manchas negras en las aceras, el olor a orín en ciertas zonas del puerto, y se puede apreciar en las zonas peatonales el reguero de líquido que ocasiona a veces el camión de la basura. Teniendo en cuenta que apenas ha llovido durante los últimos dos meses, el olor que desprende el asfalto no es para nada agradable. Lo comenta también Jose Antonio Otero, de Esquerda Unida, quien asegura que le llegan quejas vecinales porque comienzan a aparecer ratas en algunos barrios. Pero la culpa de que las calles estén sucias no es solo de quien manda en el ayuntamiento. La falta de civismo y el incumplimiento de ciertas normas, como los horarios para depositar la basura, contribuyen a que uno de los destinos de moda en las Rías Baixas esté dando una imagen con un amplio margen de mejora.
Lo sabe bien el alcalde, que ante la obviedad, no puede más que reconocer el problema. José Cacabelos (PSOE) asegura que hay que tomar medidas, pero quiere dejar claro que el Concello dispone este verano de un 40% menos de personal que otros años. «Temos en limpeza a nove persoas, cando o ano pasado había catorce, e para desbroce só contamos con dous empregados, cando en agosto de 2021 chegamos a ter sete». Pero lo que más complica las tareas de limpieza son, sin duda alguna, las restricciones de agua impuestas en las últimas semanas a las administraciones, «o que nos leva a eliminar o baldeo de rúas e reducir drasticamente o rego de zonas verdes». Y hace un llamamiento a la hostelería para recordarles que no pueden depositar la basura antes de las 21 horas, y que «deben evitar os residuos líquidos nas bolsas, algo que xa lles advertimos». Con este panorama y de manera excepcional, el ejecutivo ha prometido hacer uso del agua en las calles más céntricas, saltándose las restricciones. «Recoñezo que o pobo non está como nos queremos», dice.